— ¡Ah! ¡Espera! ¡No son bichos como tal, solo era una forma de insultarlas aprovechando que no estaban¡ —carraspeó—. Pero si, si tengo algunas anécdotas interesantes, también poco felices; supongo que ambos somos pecadores empedernidos.

No creo que unos pobres bichitos quisieran escuchar una historia tan sangrienta, ¿usted no tiene alguna anécdota más interesante?

— Parece una anécdota memorable. ¿Por qué no la cuentas frente al fuego junto a mis amigas? Soy bichos, pero empaticas.