— Conozco muchas, pero los mejores pasteles que hay se encuentran en la cafetería a la que suelo asistir, ¿Es a caso que es algo así lo que buscas? Los frapuccinos que venden allí son simplemente un deleite. — Añadió el muchacho quien hablaba con elegancia y una voz sumamente calma pero carismática, sus ojos dorados de diferente tono, voltearon hacia ella, pupilas negras se posarían sobre las de la dama, a la vez que se notaba sin duda más que un poco excéntrico y misterioso.

Ingirio saliva al ver que se trataba de un hombre de importante cargo pero quizás él podría ayudarle al ser nueva en la ciudad—Hola, quería preguntarle ¿si conoce una tienda de pasteles famosa por este lugar?, creo que era por este lugar pero no estoy segura.—Leyo el papel donde tenia anotada la calle pero no sabía con exactitud en donde se encontraba al ser toda la estructura tan dispersa que la confundía, por lo que le sonreiria al pelirrojo dada a la amabilidad que él presento desde el principio.

El varón parecía ser un hombre de negocios al menos cuando utilizaba aquel traje y de cierto modo lo era, fue así que acomodando la manga de su camisa bien sobre la de su saco, ladeó su rostro y escuchó aquellas palabras, posando sus ojos dorados en los de la chica para así añadir. — Oh, saludos. — Acotó con voz elegante y calma. — ¿Cómo puedo ayudarte? —

La rubia se acercaria al pelirrojo en busca de información para poder ir a una tienda que le habían recomendado—Hola, disculpa.—Busco captar la atención del mayor al elevar un poco su mano que se acercaría hacia su brazo.