Roll off: Muchas gracias por el agrego, será un gusto realizar una amena historia con usted.
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-Sonidos naturales saltaron a sis oídos, siendo aquellas hojas quebradas las que o causaban por los pasos del hombre de verdes ropas que ahora le apuntaba directamente, sin notarsele duda o titubeo en la dirección de su flecha.
Por un momento su pecho fue presa de una opresión a causa de la inesperada acción de su antagonista, su corazón se paró en seco, no se esperaba un encuentro de esa naturaleza; pudo saber que la lechuza había sido presa de aquel hombre, por lo cual sus cejas se fruncieron en visible molestia ¿Cómo se atrevía ahora a apuntarla? ¿Qué quería? Deseaba saberlo, pero no hablando, no temía ni se inmutaba por esa presencia. Al contrario, pretendía acabarla con sus propias manos.
Una sonrisa se pintó sobre sus labiales, al tiempo en que el fulgor de sus celestes orbes se encendía, brotando un brillo mayor por alguna mística y oscura razón: No era una humana.
De pronto los segundos se paralizaron pues la flecha ya iba en dirección suya, la veía en un trazo de cámara lenta, un humano no sería capaz de ello, pero la chica si, no pudo actuar -Aunque podía hacerlo- pues su cuerpo obedeció el movimiento que otro ser desconocido le hacía tomar. Tres segundo bastaron para estar en el piso junto al hombre de extraña apariencia, de quién se apartó enseguida pues no gustaba del contacto físico y menos, con un desconocido.
-¡¿Cómo te atreves?! ¡No vuelvas a tocarme! -Sus palabras iban cargadas de indignación y coraje, no era una chica de amables sentimientos ni agradecida, al contrario. -¿Vienes con él? ¿Qué quieren? -Cuestionó con muy poca paciencia, sacudiendo su larga gabardina de negro color, pues estaba polvosa por la caída de hace un momento, notándose un ligero raspón en su mano, el cual sanó en pocos segundos, como arte de "magia".
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Los cielos se alzaban con ímpetu sobre la poblada ciudad, caía el sol sin mesura alguna, azotando con sus rayos de luz y calor, era un día de clima favorable y para su desagrado, bastante alumbrado, su momento predilecto era la noche, no gustaba del sol en exceso aquella joven de azabaches cabellos, quien yacía en un solitario extremo de un parque alejado de la rigurosa actividad de la ciudad y sus habitantes.
Estaba sentada al pie de un viejo roble que se levantaba glorioso en las alturas, soltando de sus hojas ante la persistente caricia que el viento le propinaba, sus propios largos y negros cabellos se ondeaban a placer de elemento. Suspiró por entre la fina comisura de sus labios de textura semejante al terciopelo, estaba aburrida, pero no deseaba el contacto con los demás "seres humanos". En apariencia ella también era una simple mortal, sólo en apariencia.
Sus mirar se vio atraído por un movimiento estrepitoso, pues una lechuza había golpeado el suelo con fuerza al ir en caída libre desde el cielo, podía verse en su pequeño cuerpo una flecha atravezandole, ¿Quién había sido? ¿Por qué?, dichas interrogantes nacieron en su mente mientras sintió un ambiente pesado ahora pues estaba atenta a cualquier nuevo ataque.
Se levanto con intenciones de ir hasta el animal ahora muerto, caminando lenta y sigilosa siempre.
