Se acercó al mal herido hombre, con algo de cautela, puesto que estaba rodeado de sus pares, y con tales ganas de vivir que tenía aquel hombre, temía que quisiera asesinarla para tener algo de comida en lo que se recuperaba.

Cuando más desprevenido estaba el hombre, empezó a hablarle al hombre, de tal manera que él no supiera de donde venía la voz.

Hey!! ¿¡Está todo bien ahí!? ¿Cómo estas de aquella herida?

Miro atento la situación esperando una respuesta de aquel hombre. Solo esperaba que su libertad de pensamiento pudiera darle el entendimiento de que hay cosas superiores a lo que él conoce, y la bendecida llama era prueba de ello.

¿Dónde estoy?, ¿Quién soy?... ¿Para qué se me dice que tengo libre albedrío si se me encomendó de inmediato otra acción que realizar?...

La sabia madre naturaleza supo que lo que había hecho era bueno y necesario. Tomo a la llama elegida y la dejo al lado de un accidente que acababa de suceder cerca de su hogar natal.

La bendecida se vio de nuevo en su hogar, pero con nueva percepción de su mundo, con una nueva forma de ver las cosas. El precioso don que se le otorgo por años a la humanidad, ahora recaía en un simple animal como lo era ella.

Pues que así sea... - Suspiro mientras se acercaba al lugar del accidente.

Vio entonces que el desastre era inmenso, y por la rápida comprensión de la de la recientemente dotada llama, pudo entender que no había supervivientes. No lo habían, salvo uno. Solo uno, cuyos ojos estaban llenos de deseos de vivir, y de motivo para seguir intentando salvarse.

Desde el centro de la tierra se podía sentir una increíble brisa fresca que inspiraba hasta el alma más perdida, acompañada con sismo solo perceptible para quienes estaban lo suficientemente atentos a su entorno. La naturaleza alzo su mano como queriendo agarrar algo, y entonces soplo de una especie de coral que infundio el álito de vida.

La llama en cuestión soltó un grito de miedo y desesperación, puesto que hasta el ser más sub dotado de el mundo sabe que lo mejor es vivir sin motivo, más que el que se te fue asignado. En el fondo la llama sabía que es lo que le esperaba y la misión que se le encomendó.

Te otorgo la bendición de tener intelecto y libre albedrío, para que devuelvas al mundo esa calidez que perdió con el paso de los años. Si haces bien tu tarea, te convertirás en el humano elegido que guiara a otros hacia un el mundo que yo diseñe originalmente.

La llama no paraba de temblar. Miles de pensamientos venían a ella de un momento a otro.

La naturaleza ya no estaba siguiendo su curso, y esta devolvería el favor a aquellos que se burlan de aquel precioso regalo que se les otorgo a aquellos que se esperaba fueran un aporte a la sustentabilidad del mundo que ella había creado. Ella, la madre naturaleza en persona.

Estando entonces en el lugar más recóndito de su creación, pidió al animal más humilde y torpe que se le ocurrió cuya función no fuera nada más que ser una fuente de abrigo para los humanos, que se hiciera presente ante ella.
Llego entonces una simple llama con pelaje suave y opaco que algunos confundían con oveja, dado a que no era ni siquiera tan grande.

La naturaleza la vio y la escogió de entre todos sus pares diciendo:

Eres la más pequeña de todas, sin embargo, eres la que produce más lana de todas. La calidez que se te encomendó dar al mundo, hoy la darás de otra manera.

... La conciencia es algo que es tan inherente en el ser humano que a veces se pasa por alto la magnificencia que hay detrás de ella...

De tal manera que pareciera que las personas necesitan problemas en su vida para poder reaccionar a ellos, utilizando esa conciencia de las cual se les proveyó hace ya eones de años.

No obstante, la naturaleza es distinta. Desde el comienzo de su existencia esta preconcebida para realizar una acción determinada. Cumplir una función en la cadena alimenticia que a la larga ayude a sustentar a todo un entorno. Ese era su propósito, y nada más...

Sin embargo, guerras, destrucción, desforestación e injusticias azotan a el mundo sin poder dar un alto en ningún punto. No dando tregua entre los seres orgánicos y perecederos, incluso habiendo una especie que fue dotada de conciencia, de libertad de expresión, de apertura mental.

avanzó por el Llano. Una mezcla de desierto, roquerío y motas verdes de donde animales de cuello alargado y con pelaje de lana se alimentaban. Nunca había visto algo así, eran como ovejas mutantes a sus ojos. Quizá si eran ovejas y sólo estaba alucinando por la pérdida de sangre.

Al fondo, enormes cordilleras de cumbres blanquecinas. Y en las otras 3 direcciones nada más que un horizonte plano, rocas, tierra, y ovejas mutantes.

contaminar el interior o entorpecer el funcionamiento de los órganos, suturó la piel con una aguja que calentó al apoyarla en un fierro cercano, y finalmente agregó un parche asegurado torpemente con cinta.

Debía levantarse, debía avanzar. No sabía que había sucedido pero eso ya no importaba ahora. Se las arregló para ponerse de pie y aprovechó tener las manos libres para envolver las palmas quemadas en vendas sucias. Se giró como pudo y analizó el entorno: no parecían haber supervivientes.

El protocolo de ALFIL era claro en esa situación, por lo que se dio el tiempo de buscar entre las cajas algunos explosivos, lanzarlos al interior de la nave destruida, armarse un bolso con cosas que encontró en el proceso, y alejarse cojeando a paso rápido antes de que el temporizador hiciera explotar los restos del transporte.

Crow miró la bola de fuego con algo de pena por sus compañeros. Cobraría venganza de los culpables, pero por ahora debía centrarse en sobrevivir. Así fue como [..

levantar el torso pero sólo hasta poder apoyar ambos codos sobre el piso. Se arrastró hacia atrás y se detuvo junto a una caja de madera. Girar la cabeza hacia la derecha le permitió ver el emblema, levemente carbonizado, de ALFIL, por lo que no dudo en usar el codo derecho para romper los tablones debilitados, arrancar las piezas como pudo junto al relleno de yute, y hurgar en el interior en busca de algo que le pudiese ayudar. Un equipo de comunicaciones, un set de primeros auxilios, incluso una botella de agua o una barra de chocolate para apalear el mal momento; cualquier objeto sería bienvenido siempre y cuando sumara en vez de restar.

Le costó sacar un bolso pequeño, más porque no pasaba por el agujero que otra cosa. Algo de fuerza bruta y un tirón extra terminarían por sacar un kit de primeros auxilios que no dudó en usar.

Se limpió la herida con alcohol, rellenó parte del agujero con un compuesto orgánico especial diseñado para sellar esa clase de aperturas sin [...]

una lanza.

Crow apretó los dientes a fin de ahogar el grito y volvió a recostarse sobre el piso antes de llevar ambas manos a la piel lacerada, palpando hasta encontrar la pieza que le lastimaba. Su mente aún intentaba recordar lo que había sucedido, pero sus instintos se las arreglaron para dejar de lado todos los pensamientos no relacionados con la herida, ignorar el dolor, y convencerse de que lo mejor era arrancar la pieza de un solo tirón.

Así fue como, apretando las manos sin importar que el metal seguía muy caliente, tiró hacia arriba en un esfuerzo "sobrehumano" que se alargó por unos 10 segundos antes de finalmente arrancarlo. El azabache mezcló un grito de dolor con un jadeo de satisfacción al haberse liberado de la cosa esa. Pero aunque había "triunfado", aún tenía que atender la herida abierta y salir de la zona peligrosa.

Todo se hizo muy lento y confuso, tanto que daba la impresión de que Crow actuaba más por instinto que siguiendo algún plan. Volvió a [...]

piso arenoso.

La sombra de un objeto largo y delgado pasó sobre él dibujando un medio circulo que se repitió una y otra vez. Cada movimiento levantaba una suave brisa que le acarició la cara y que, de alguna manera, le ayudó a recobrar el reconocimiento.

Lo que estaba encima de él era una de las hélices de la nave en la que viajaba; la única que quedaba unida al rotor del chasis destrozado. Las pequeñas llamas daban a entender de que el incendio ya entraba en una fase moribunda, dejando columnas de humo que salían entre las grietas del blindaje y componentes carbonizados que aún lanzaban pequeñas chispas eléctricas cada vez que los cables colgantes se tocaban entre ellos por culpa del viento.

Crow intentó levantar el torso pero el dolor en el torso se hizo más fuerte. No había prestado suficiente atención a su propio cuerpo y eso terminó por rasgar un poco más la herida causada por el fierre que le atravesaba de un lado a otro y que se clavó contra el piso como si fuese