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About Me
About Me
[c=#E57300][big][center]Rey Beleth
13vo. Lord Demonio[/center][/big][/c]
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Beleth, cuarto Rey de Zankoku, parte de la dinastía Astharos.
Actual Lord Demonio número 13.
Descendiente de la monarquía de los demonios de fuego y los elementales de fuego.
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[c=#E57300]Era apenas un niño cuando se convirtió en rey, a sus diez años. No era la forma que habría deseado, tampoco el mejor momento. El fallecimiento del tercer rey del reino sigue siendo un tema desconocido para la gran mayoría de los ciudadanos, algo que jamás se hizo público. Algunos dicen que el pequeño le asesinó en colaboración de algunos traidores interesados, otros que desertó, cuando la realidad fue muy distinta.

Todo empezó cuando encontró las puertas que conducían al jardín donde se encontraba el árbol de magma. Lo había visto en dibujos, pinturas. Las mujeres hacían bonitos bordados usando hilos de oro para formar el famoso árbol, pero en su mente no podía concebir la idea de no verlo en persona. Era su propiedad, su padre le dijo que todo a su alrededor era suyo, entonces ¿Por qué no podía ver el jardín del árbol?

Cuando se propuso a abrir las puertas, descubrió que eran sumamente pesadas. Llamó a sus cómplices, sus compañeros de juegos: Jana, la hija del comerciante más rico de la ciudad y Caspion, el hijo de su entrenador personal, de origen humilde pero prometedor futuro como guerrero de la familia real... Y el único en desacuerdo con su plan.

Poco pudo hacerse cuando Caspion llamó a los guardias. Jana y Beleth habían abierto las puertas y entrado al jardín. De pronto, el reino del fuego comenzó a sentirse frío. El calor de cada rincón estaba pagándose, cada llama se desvaneció en chispas y los ríos de lava se secaron para convertirse en roca ígnea. La oscuridad se hizo presente en todas partes... Excepto en el jardín del árbol de magma.

Dentro, la luz estallaba con un cegador resplandor. Cuando la familia llegó al recinto, se encontraron con Jana y Beleth arrodillados frente a cinco figuras imponentes. Su estatura superaba los dos metros de estatura, y las llamas que les rodeaban parecían atraer como imanes las luces del reino, que entraban en forma de chispa y cenizas al jardín.

Lo que ocurrió ese día se repite una y otra vez en sus sueños. Su familia abalanzándose hacia los niños para rescatarlos, sólo para ser carbonizados hasta la muerte. Entre risas y aullidos, las cinco figuras danzaron hacia las puertas, cuando un pequeño Caspion empujó el metal y cerró la puerta por dentro, ante la mirada atónita de Jana y Beleth.

En el metal de la puerta nació una chispa de luz blanca, que pronto se ramificó hasta formar un gran pentagrama, un símbolo que supuso se trataba del sello que de alguna forma pudo abrir.

Estaban atrapados con los monstruos dentro, aquellos seres repletos de ira que les sujetaron y desquitaron todo su enojo en los tres pequeños, lastimandolos. Las torturas se repetían una y otra vez, sacando de ellos toda clase de desgarradores gritos. Casi nada le faltaba para volverse loco.

Jana no corrió con la misma suerte. Se quebró a los pocos minutos de iniciada la tortura. Tal vez en ella conoció todos los posibles efectos y niveles de quemaduras. Empezaron con sus ojos, la zona más blanda. Los vio hervir y desprenderse de sus cuencas, y con ello arrojó todo lo que había en su estómago. Las criaturas fueron lo suficientemente crueles para dejarles los ojos en su lugar y que no se perdieran ningún segundo del espectáculo. Jana se convirtió en un saco de carne negra, carbonizado, que sólo movía su pecho al seguir respirando débilmente.

Después siguió Caspion. Carbonizaron cada centímetro de su piel una y otra vez, después dejaban que su sangre demoníaca lo regenerara y lo quemaban otra vez, para que poco a poco los pliegues de su piel se tornaran violáceos, arrugados y desagradables, en un daño permanente. Empezaron a deformarlo desde sus manos y llegaron hasta su rostro, donde se concentraron en hacer grandes erupciones rojas y negras, hinchando su rostro y volviéndolo irreconocible. Él había cerrado la puerta, lo harían sufrir toda su vida.

Ahora era su turno. El líder se acercó a él, y sujetó su cabeza. Esos dedos envueltos en llamas comenzaron a fundir su cabello en un crepitante sonido, y cuando la energía tocó su cuero cabelludo, toda la situación cambió. Su mente se puso en blanco, el silencio reinó en su cabeza, pensó que estaba muerto.

Una luz se encendió en esa habitación blanca, una llama rojiza y de núcleo palpitante. Después otra, dos más... La habitación estaba llena de esas llamas, y él las contemplaba desde el centro. Esa energía se sentía tan ... Propia, tan familiar, y entendió todo lo que le había dicho su padre.

"Somos descendientes de los primordiales, de los elementales de fuego. Nosotros somos el fuego, y cada generación lo alimenta, nos hace crecer. "

La energía estalló en él. Dejó salir todo su poder, la herencia en su sangre de generaciones pasadas, todas las llamas que apenas y había aprendido a controlar, y con la habilidad familiar más básica para mezclarse entre el fuego, se deshizo de su cuerpo humano y se dejó llevar por las flamas del primordial, enredándose y volviéndose uno con la energía del monstruo.

Las intenciones del niño fueron recibidas con carcajadas por parte de los cinco elementales, pero cuando la risa del líder se fue apagando y se transformó en protestas y gruñidos, el ambiente se tensó. El cuerpo del elemental se desdibujó en una masa negra, que moldeó el cuerpo de un niño. Era uno con el fuego.

La lucha entre iguales comenzó. En el exterior, como en su interior. El primordial no dejó de luchar para liberarse de su prisión. Su único error era haber bajado la guardia. Con el poder del primordial, usó toda esa fuerza para atraer a los cuatro restantes hacia él, que fueron aspirados con ferocidad.

Los primordiales se arrastraron hacia el árbol de magma, inseguros de asesinar a su líder y negándose a fundirse con él, accediendo a tomar una postura neutral ante el nuevo ser que se había creado. Tres de ellos entraron en el árbol, mientras que una de las mujeres de fuego y la más leal al líder entró en Jana, y apagó su energía para esconderse en la frágil mente de la niña, donde ya no existían rastros de su personalidad.

Cuando el peligro terminó, su fuego se apagó poco a poco, controlándose. Los gritos del primordial en su mente se apagaron y convirtieron en silencio, y no detectó su presencia otra vez. Se miró las manos, parecían encontrarse bien, después miró a Jana, descubriendo que su regeneración era mucho mejor de la esperada, y su cuerpo recuperaba su color normal. Cuando miró a Caspion, se encontró con un par de ojos que destellaban en odio, una mirada que no olvidaría de nuevo. Por último, estaban las cenizas de su padre, y de algunos de los guardias, tal vez alguno era el padre de Caspion.

Las puertas se abrieron con su sólo toque, tenía que pedir ayuda, y la luz absorbida salió en espirales de vuelta a la ciudad, reviviéndola entre la oscuridad. Toda la servidumbre del palacio, los altos mandos y el resto de su familia estaban amontonados en las puertas, boquiabiertos por la escena.

Las puertas jamás se volvieron a abrir. Caspion dedicó su vida a ello. Cubriendo su cuerpo de pies a cabeza, pasó su juventud custodiando las puertas. No había alguien que entrenara más duro que él, y pronto fue conocido como el guardián del árbol, sin ningún candidato a quitarle el trono. Pasó meses enteros sin verlo, y las pocas ocasiones que tuvo oportunidad de hacerlo fue a distancia, cuando su amigo de la infancia se tomaba unos segundos para vigilarlo y desaparecer.

Jana se recuperó totalmente, tanto emocional como física. Continuó siendo su fiel amiga, e incluso tomó un cargo en el consejo. Se sentía tan arrepentido de lo que le había hecho que no objetó cuando su personalidad cambió, juraba que era más desafiante de lo normal en cualquier aspecto.

Pasaron años de su coronación, del silencio en su mente. La ciudad se adaptó al cambio de reinado, y todo pareció volver a la normalidad. Hubo guerras y conflictos, pero con su nuevo y arrasador poder conquistó incluso más tierras, expandiendo el reino por el continente y el subsuelo a niveles inimaginables. Pronto Zankoku alcanzó su era dorada, con su cuarto Rey. El enorme poder desbordaba de sus ojos en abrasante calor, que tuvo que controlar con una máscara especial. La reliquia pronto se volvió un símbolo de poder.



Fueron siglos después cuando una chispa nació entre el silencio, durante uno de sus viajes al exterior. Se detuvo en seco cuando escuchó un bostezo en su mente, después una voz que le resultó familiar.

"Así que este es el mundo. No es demasiado malo, ahora que pude verlo en tus ojos, y los ojos de todos mis hijos. "

El primordial había dormido todos esos años mientras navegaba en la información de su sangre y el poder heredado por sus antepasados, y había vuelto. Lo extraño es que aunque podía escucharlo, no sentía ninguna resistencia en su interior, tampoco percibía que su poder se fuera a alguna parte. Respondió para él:

"... ¿Y? ¿Vas a matarme?"

Una grave y cansada carcajada resonó en su cerebro, dolió en su cabeza. Sintió como si estuvieran pellizcando muy suavemente su poder, tomando una insignificante porción de él. -

" Ah... No. Tan sólo tomaré un poco, y volveré pronto. "

El poder escurrió de su mano en una esfera y cayó al suelo, formando un zorro de llamas que luego se volvieron un pelaje cobrizo y brillante. El zorro le miró unos momentos, y se marchó a trote.

Fue ese momento lo que le despertó de su letargo y le regresó a aquel día, donde había conocido seres superiores a él, y uno de ellos estaba suelto.... Y seguro había más seres iguales.

La razón detrás de ello y la búsqueda de información fue lo que le orilló a entrar a la legión de Lores. Tenía los requisitos, y con ello calificó para ocupar el puesto número trece. Las ganas de volver a indagar en los secretos que destrozaron a sus amigos se convirtió en necesidad, ahora con un criterio más fuerte, el de proteger a su reino de lo que se ocultaba en el sótano de su hogar, y prepararse para el regreso del Primer Primordial, que seguro reclamaría lo suyo.[/c]

[center][c=#E57300][big]Reino de Zankoku[/big][/c][/center]
[c=#E57300]Mucho se ha oído hablar de Zankoku, el reino del fuego. El territorio del reino es en su mayoría subterráneo, contando con algunas ciudades sobre tierra, que son en su mayoría accesos distintos al verdadero reino. Privilegiado con minas, Zankoku se ha convertido en la capital del comercio minero al ser rico en mineral de hierro, aluminio, plata y oro. Las condiciones mencionadas han dado pie al nacimiento de un gran mercado lleno de variedades, con objetos que no se podrían encontrar en otros sitios.

La segunda cualidad más famosa del reino son sus políticas [b]anti-humanos[/b]. Aferrada a sus principios antiguos, el reino prohíbe totalmente la ciudadanía a los seres mortales, careciendo de derechos y libertades en el sitio, convirtiéndose incluso en otro elemento más del mercado, de hecho uno de los más populares.

Los humanos son entrenados, vendidos e incluso subastados. Tanto como sirvientes o mascotas existe una gran variedad de precios de intercambio, según el gusto del comprador. Existen sitios dedicados para el entretenimiento de los habitantes utilizando humanos, como centros de combate a muerte, o burdeles donde pueden apreciarse otros talentos. En otros lugares más exclusivo se alimenta a los humanos de forma selecta, para crear una carne de primer nivel vendida en costosos restaurantes. [/c]
[c=#E57300]La residencia del Rey se encuentra a las afueras de la ciudad, lejos del bullicio del mercado. Por siglos la monarquía se ha establecido en el mismo recinto, conservando sus tradiciones e interiores predominantes en rojo y dorado.
La mansión cuenta con un desnivel más profundo que el promedio de la ciudad, donde se encuentra un jardín subterráneo con la reliquia más importante de la familia: [b]el árbol de magma[/b].[/c]


[c=#E57300]Se dice que el árbol es el centro de la tierra, y cientos de personas se reúnen a brindarle culto en varios centros religiosos, pues son pocos los que tienen acceso. La familia sin embargo, ha descubierto que el árbol es una de muchísimas venas que se conecta al corazón del planeta, repleto de energía pura de magnitudes desconocidas. Las ramificaciones de tal fuerza se distribuyen por todo el mundo, por lo que los miembros de la realeza tienen la capacidad de coordinar la energía demoníaca del fuego con el árbol y utilizar las venas del mundo como transporte.

El verdadero propósito del árbol es desconocido. Sin embargo, es gracias a él que el reino pudo fundarse al establecerse la monarquía, la cual llegó para proteger y descubrir lo que se conecta más allá con el árbol.[/c]