No pudo evitar ampliar su sonrisa ante la directa, su rostro era un libro abierto, aun así contesto con cierto tono enigmático como si se desentendiera del asunto. — ¿Eso dicen? — Su atención fue al espejo para verse a si misma sin despegar la mirada. — Puede que sea verdad... —

— La puerta, siempre se me olvida — Generalmente no las usaba, entendía que a la próxima debía recordar ese detalle — La tocaré a la próxima — Su mirar nuevamente se concentró en la chica, evocando una lobuna sonrisa — Cambiar el tema no funciona conmigo.~ —

— ¡Jeez!...¡Tempty! — Su primera reacción fue asustarse y palidecer por la fortuita aparición, aunque pudo asimilarlo al entender la naturaleza de su ahora, invitada. Sonrió mas calmada y evitando su pregunta, fue a reprenderla juguetona. — ¿Tienes algo en contra de llamar a la puerta? Hahaha, ¡me asustaste!

— Mejillas rojas, dicen que una mujer con esa mirada significa que está enamorada ¿Es cierto? — Apareció desde la sombra que poseía la chica a sus espaldas. No sabía lo que era la privacidad.