— H..y..!.. — Apenas tuvo tiempo de reaccionar, menos de chillar. No tiene las orejitas y la cola de adornos. Ni pudo ver los dos primeros golpes de prueba pero cerro la guardia por inercia y recibir el tercero que abrió su defensa derribándola a la lona, muy fácilmente, ya debió sospechar que el golpe que le dio apenas tuvo fuerza para dañarla. Ella sin embargo la dejara un ojo morado y con sangre en la boca, era cuestión de tiempo que empezara a llorar. — ... A-aaay!...duele! —
La albina bajo la cabeza, para evitar que notará sus sonrisa maliciosa, la ansiedad por la pelea despertaba en ella siempre que recibía un golpe con tal bajeza. No confiaría más. Coloco los puños en alto y se acercó con velocidad y clara agilidad soltando apenas un par de puñetazos al aire antes de asegurar en tercero en su oponente, claro que no midió la fuerza del impacto, busco llevarla al piso con un K. O.
La traición bajo la treta. (? Ahora que la loba había bajado la guardia. En su tímida aproximación en vez de golpear las manos que es lo que parecía, impacto un Liver Blow. Sonido compacto y retirándose atrás ganando ritmo con saltitos y elevando la guardia. — Baila como una mariposa, pica como una abeja. —
| Ponte los guantes, que esas garras no se valen. (?
—¿Guantes? ¿No era a puño limpio?— paro bien la orejas por el comentario, hasta le bajo el ritmo a sus pequeños brincos. Se miro un momento las manos denudas y ofreció las palmas en lugar de los guantes. —Bueno, supongo que igual sirven así. ¡Golpea con todas tus fuerzas!
Su calentamiento la hizo sentir un escalofrió interno, ella nunca peleado en u vida. — E-espera, antes déjame probar un par de golpes contra tus guantes para practicar, no? —
