— Que rico~ — 𝐄ste juego es demasiado fácil, se acomodo en el sofá para cargar su peso e aplastar su pecho contra su espalda, estiro la pierna mimosa al recibir las caricias estremeciéndose esporádicamente por el contacto y ofrecer su cuello sin oponer resistencia, de vez en cuando apretarle la cabeza contra su hombro cuando tocaba una zona sensible y soltar juguetonas risillas. — Pero este juego es demasiado fácil para mi, no? Nunca diré que pares. — 𝐒us manos se movieron inquietas en ambos bolsillos, ¿las llaves de un carro? ¿un encendedor? Igualmente ni reparo en eso, aprovecho simplemente para ir a su entrepierna y buscar acariciarla para darle cariño.
Aless le miró con curiosidad, diciéndole con los ojos que no estaba convencido. Se reía, pues ya se imaginaba qué debía probar para saber sí decía la verdad. Usó una de sus manos, primero tocándole la rodilla. Su dedo índice lo movía en círculos.
—Quiero probarte; sólo me detendré cuando digas que lo haga.
Entonces siguió jugando, ahora su mano, más con las uñas, iban rozando el muslo hasta que parecía llegar al shorts, ahí se devolvía hasta la rodilla, repitiendo el proceso. A veces era en línea recta, otra en espirales o en ondas, el asiático se apoyó en su boca, regalando besos en el cuello de la Blonde, y algún que otro mordisco para molestarla.
𝐒orprendida pero no opuso resistencia. Le dejo posicionarse encima separando un poco las piernas y dejar que se acomodara, presiono sin miedo el costado con su generoso busto y cargar la cercana atmosfera con suave perfume. — Hehe ♡ La duda ofende. — 𝐂oqueta risita que decoro estremeciéndose y llevar ambas manos la zona de los bolsillos del pantalón para introducirlas.
Le gustaba eso, la imagen de la rubia que interesada en saber qué cosas podía decir lo hicieron acercarse, tomando su abrigo que dejó caer al suelo. Se sentía más cómodo, menos estorbo, vestido de su pantalón y camisa negra sencilla. Aless no hizo caso, en lugar de tomar el campo que ella ofreció se hizo sobre la mujer. Haciéndose espacio entre sus piernas y apoyándose en el sofá usando las manos y rodillas.
—Puedes conocerlos, cada uno de ellos, la pregunta es... —Se acercó a su oído, mordiendo su lóbulo a modo de juego antes de continuar—, ¿Te sientes lista para mí?
— Honey. ¿Luego yo soy muy viernes, no? hahaha. — Se deslizo hacia un lado del sofa creando un espacio para tantearle coquetamente cuando acaricio la superficie con la planta del pie señalando su sitio. — Me tienta conocerlos. —
