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La muerte
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About Me
Perfil
CumpleañosFebrero 9
Altura1,66 m
Peso90 kg
GéneroMasculino
RazaArrancar
AfiliaciónEjército Arrancar
Ocupación2ª Espada del Ejército Arrancar
Zanpaku-tō
ResurrecciónArrogante
Baraggan es un Arrancar con el aspecto de un anciano, piel oscura y un cuerpo marcadamente corpulento, al menos para la edad que aparenta. Su cara está surcada por numerosas arrugas y dos grandes cicatrices, una en su barbilla, que se extiende por la parte izquierda de su tórax, y otra que atraviesa su ojo derecho, dejándolo aparentemente tuerto.

Posee un enorme mostacho blanco y un cabello de igual color y escasa longitud. Los restos de su máscara Hollow tienen el aspecto de una corona de cinco puntas, y se sitúan en la parte superior de la cabeza y enmarcan su frente y sus sienes. Aún se desconoce tanto la localización de su agujero Hollow como la del tatuaje con el número 2, que confirmaría su elevada posición dentro del grupo de los Espada de Aizen.

La indumentaria de Baraggan sigue los mismos patrones que la de los otros Arrancar, pero introduce numerosas modificaciones de tal forma que su apariencia global es muy próxima a la de un rey bárbaro, impresión que se ve reforzada gracias a la forma de su Zanpaku-tō y a la presencia de ornamentos como dos gruesos brazaletes de oro en sus muñecas y un gran cinturón del mismo material con un símbolo solar.

Si bien el hakama blanco que prácticamente todos los Arrancar lucen no se ve modificado en el caso de Baraggan, la chaqueta es sustituida por una camisa ajustada de manga corta y tres líneas negras verticales. Sobre ella, la Segunda Espada luce un característico abrigo blanco que se extiende hasta la altura de las rodillas, con cuatro gruesos mechones de piel negra dispuestos de forma horizontal uno en el cuello y los tres restantes por debajo de su cintura. Cuando Baraggan aún no había sido transformado en Arrancar por la Hōgyoku y aún gobernaba sin oposición alguna en el Hueco Mundo, su aspecto era exactamente el mismo que el que muestra en su resurrección, mas modificando el aspecto de su corona por otra igual de enjoyada pero con cuatro extensiones redondeadas en lugar de una con una docena de extensiones puntiaguadas.
Personalidad
La forma de ser de Baraggan también es acorde a la que siempre se ha relacionado con la de un monarca o guerrero, al tratarse de una persona arrogante, muy segura de sí misma, tremendamente orgullosa y, sobre todo, muy autoritario. Sus deseos de imponer sus órdenes a los demás se extienden más allá de los miembros de su Fracción, tal y como se vio al comienzo de la Batalla de Karakura, donde tomó la iniciativa en el ataque a los Shinigamis del Gotei 13 pese a encontrarse en el campo de batalla y listo para pelear Coyote Starrk, el único Espada de mayor rango que él. Lo cierto es que la Segunda Espada posee una innegable capacidad de liderazgo, demostrando poder tomar acertadas decisiones con calma y gran rapidez. Además, aunque no haya demostrado afecto alguno hacia sus subordinados, es un líder profundamente respetado por los suyos.

Sin lugar a dudas, el motivo por el cual Baraggan está tan seguro de sí mismo y no duda en considerarse superior a todos los demás es su habilidad de envejecimiento, un poder que no duda en calificar de absoluto, y ante el cual todos los seres vivos (plantas, animales, humanos, Shinigamis, Hollows o Arrancar) e incluso objetos materiales como el sol o la luna son igual de vulnerables. La arrogancia de Baraggan es superlativa ante este hecho, no dudando en calificarse como un dios, portador del poder absoluto con el que es capaz de doblegar a cualquier insecto que ose interponerse en su camino. Para él, la definición de eternidad no tiene ningún sentido, y tan sólo ha llegado a surgir como muestra del miedo a la muerte. Esta filosofía hace de Baraggan un personaje implacable, sin piedad alguna. Sin embargo, pese a todo su poder y su orgullo, la Segunda Espada es muy irascible y se enfurece con facilidad una vez que alguien consigue herirle (en claro contraste con la forma de ser fría y pausada que muestra más comúnmente), maldiciendo a sus enemigos y jurando acabar con ellos.

ningno en particular