- Sus ojos brillaron por completo cuando vio como las cositas de la pantalla de movían con los botones de fuera, era algo sumamente llamativo y bastante curioso, así que pasó a tomar asiento en el sofá y poco a poco se dispuso a recorrer todos los alrededores de esa escena del juego, hasta que pasó lo inevitable, un enfrentamiento, no sabía que hacer o como ganarlo, así que apretó los botones hasta el final y si, ganó, no había mucha magia en ese aspecto. -
¿Eso? — Preguntó por sobre el sonido del líquido y uno que otro cubo de hielo que se colaba al servir la bebida. — Es una Nintendo DS. — Se sintió diez veces más viejo de lo que llegó a ser mientras se aproximaba por el costado al pokemon con los vasos servidos a ver por sobre sus alas lo que hacía en la consola. — Puedes hacer cosas presionando aquí, mira: — Con la yema del índice derecho presionó sobre la pantalla el botón que daba comienzo al juego. En la pantalla superior se admiraba una pequeña isla con Digimon pixelados labrando una "granja". En la pantalla inferior un muñeco representaba al jugador y tras él su equipo principal de Digimon acompañantes. — Puedo pasar horas en este pequeño mundo. — Se fue al otro lado de la barra a beber algo de la bebida ácida y contemplar al pokemon. — Las rarezas que me han pasado últimamente. — Dijo para sí.
- El pequeño rosado se había percatado del tipo fantasma que era el sujeto, así que asumía que había cosas que no podía tocarlas. Fue rápido y breve, su mano se deslizó hacia la consola para verla con curiosidad, nunca había encontrado algo así, al menos no donde solía frecuentar. Observó el objeto con curiosidad y se olvidó por completo de la comida. -
¿Oh...~? ¿Y esto? - Terminó encendiéndola y tan pronto la pantalla se iluminó, se asustó al punto de casi hacerla caer, pero a fortuna eso no pasó, pero si, estaba entretenido con lo que sus ojos contemplaban, la cinemática del juego. -
Ven, ven. — Había aprendido a tomar objetos con consistencia aunque a veces los dejara caer como por ejemplo cuando un meteorito cae delante de él (¿?), así que primero tomó la NDS y la casette, apagándolo apropiadamente. Se dio media vuelta, dándole la espalda al cráter y su autor en medio de aquel modesto patio de familia de clase media gringa. Deslizó la puerta corrediza de cristal para dejar pasar al hada que a BONES hacía sonar como un eunuco cuando hablaba. — Hay... ¿Limonada? — Se preguntó a si mismo abriendo el refri en busca del sandwich con nombre ajeno. Lo sacó, colocándolo sobre la barra donde los dueños del hogar tenían sus presurosos desayunos. — ¿Quieres? — Sacó un jarrón de limonada algo ácida y buscó dos vasos. —
- El pequeño y adorable Clefairy no entendía muy bien la expresión del sujeto, ¿se estaba riendo o estaba haciendo fuerza para no tirarse alguna flatulencia? De cualquier forma en ese instante estaba más centrado en curarse que en otra cosa. Podía aceptar el sandwich. -
Claro, me parece bien, ¿donde está tu nevera? - Cuestionó aún con ese tono grave y machote al hablar, ¿como tomarlo en serio? su carita era totalmente diferente a su timbre. -
— Como es un hombrecito woke, lo que habría sido una carcajada insensible, se redujo a un quejido reprimido entre labios temblorosos de risa. — N-no. — Carraspeó, agregando bajo a su voz para asumir una actitud más seria. Miró a su alrededor, pensando. — Tengo un sandwich de Pastrami en la nevera. Lleva solo dos días ahí. — No comía desde que murió, pero la casa donde estaban él y el meteorito cuchi adorable con voz de camionero solía recibir las comidas del Door Dash de algún pobre diablo. —
— La repetitiva música del juego anticuado sirvió de introducción al pokèmon hada, al menos hasta que la DS cayó el suelo y, no se quebró, pero sí se le salió la casette del juego y con ello unas 6 horas de juego sin grabar. — ¡N-Nooo! — Sus ojos portaban cristalinas lágrimas mientras gesticulaba con las manos el desastre ocurrido a unos centímetros de ellos. — ¿Por qué tan destructive, amigue?
- Cae como si fuese un meteorito y deja un cráter que levanta polvo. Cuando se disipa, hace una pose bien cute, con sus dedos en sus mejillas rositas. -
