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★ [i]¿Yo?, pero por qué yo ;3; snif ... Vale ... ¿A dónde te mando el starter?[/i]

★ [i]Cuando quieras espero poder empezar una historia.[/i]

★ [i]¡Gracias por aceptarme![/i]

—Hablas como si tuvieras una idea acerca de los saiyajin, créeme no tienes la mínima idea acerca de nosotros.—
Cuestionó con una mirada afilada, en definitiva aquel hombre no era Kakarotto, para sus adentros esa conclusion era más que notoria, ¿pero quién era sujeto y porque se veía como su hijo?.
—Me interesa poco la ideología que profetizas. Te lo preguntaré de vuelta, ¿quién diablos eres y porque luces como un saiyajin? No puedes engañarme, tu cuerpo es el de un saiyajin.—
Era un hombre de muy poca paciencia y aquella demandante exigencia en sus palabras lo confirmaba plenamente.

Ante aquella actitud tan sospechosa, su rostro cambio de una agradable sonrisa a una seriedad helada. Algo no estaba bien, algo no cuadraba, era consciente de que el menor de sus hijos no poseía tales intenciones tan bizarras, la respuesta era clara.. no se trataba de Kakarotto. Pero entonces, ¿quién podría ser y porque se veía idéntico a su hijo?.
—Déjame hacerte una pregunta, ¿Quién eres? Tanta palabrería me esta empezando a aburrir.—
En el brillo de sus ojos reflejaba poca paciencia y su mirada era retadora, no pensaba conversar más que averiguar lo necesario y salir de aquella duda repentina.

¿Quién lo hubiera imaginado? A veces la vida te da reencuentros que muchas veces consideras imposible por la escasa posibilidad en que estas pudieran darse. Esta era de esas situaciones, tener frente a sus ojos a aquel que era de su misma semejanza y quien alguna vez fue un pequeño infante indefenso y que ahora lucía fuerte e imponente. Aquel pequeño bebé ahora ya convertido en todo un hombre, se reflejaba sobre los ojos del mayor y con una pequeña sonrisa se decidió por dirgirle la palabra, tomando prudencia y siendo precavido en hacerlo a una distancia que pudiera separarlo bien del ajeno con vestiduras oscuras al que erróneamente consideraba el menor de sus hijos.
—Impresionante, te has vuelto muy fuerte, me parece asombroso que hayas sido capaz de derrocar la tiranía de Freezer y detener a aquel demonio rosa (Kid Buu).. Pero sobre todo el lograr situarte a la par de los dioses, se ve que ya puedes valerte por ti solo.—
Evidentemente no revelaría aún su identidad, pero el parecido entre ambos era una gran señal a desvelar lo evidente, aquella habilidad de premonición no deseada que lo adquirió en sus tiempos como subordinado de Freezer, le había mostrado los acontecimientos al que alguna vez su hijo fue participe de grandes hazañas, aunque aquel saiyajin puro y bondadoso ahora le transmitía de cierta manera una sensación siniestra y con cierto aire de maldad pura. Pues en realidad no estaba tratando con la persona que en realidad pensaba.
[Te agradezco por aceptar la solicitud~]

En su larga travesía nunca espero encontrarse con aquel quién alguna vez fuera un pequeño indefenso y que al mismo tiempo lo dislumbraría con visiones fantásticas, que como padre lo enorgullecen. Pero sobre todo por llevar a los de su raza a un sitio que muy pocos pueden acceder (estar al nivel de los dioses) aquella habilidad de premonición no correspondida y que ahora formaba parte de su ser le indicaba que aquel hombre tan semejante a él, podría tratarse de un ser querido.
Con cierta prudencia y tomándose su distancia decidió dirigir su palabra a aquel guerrero con vestiduras oscuras, al que erróneamente confundió con el menor de sus dos únicos hijos.
—Me sorprende lo mucho que haz crecido, de pasar de ser un bebé llorón a convertiré en un hombre que fue capaz de derrotar a Freezer y aquel demonio rosa (Kid Buu).. Me tienes sorprendido por lo fuerte que te has hecho.—

—Podría ser.. Kakarotto, ¿eres tu?—
Expreso con un rostro de sorpresa ajena al ver al saiyano de vestiduras negras con una apariencia calcada a la suya. Sin embargo según sus premoniciones, su hijo era un hombre de corazón puro, definitivamente algo no cuadraba, una presencia totalmente maligna rodeaba a aquel sujeto que presumía era su hijo al principio.
—No, tu en definitiva no eres Kakarotto. ¿Quién diablos eres?—
//Gracias por aceptar, se aprecia eso.

Si mi amor, siempre juntos