El juego entre la gata y el murciélago, siempre ha sido parte de la atracción y misterio entre nosotros Bat.

— Replicó en tono sereno, mantenía su vista al frente sobre aquella cornisa, sus labios se curvearon en una significativa sonrisa. —

Me alegra saber que tu última misión con la Liga, fue exitosa.

— Las calles desde esa altura, lucían como una maqueta, las personas que transitan pese a la hora, como pequeñas hormigas que van de un lado a otro, iluminadas por los faros de las esquinas y de los focos de los edificios junto con los comercios.—

No tienes que agradecer, son buenos chicos, se nota que fueron educados y entrenados por ti. No tuvimos problema alguno.

— Miró en ese momento de reojo al detective, luego suspiró y regreso a ver el horizonte.—

–Y aún así, parece que estas aquí, jugando a las escondidas conmigo, pero dejándote ganar–sus pasos fueron firmes, sonoros, y en un ritmo que bien pudo recordar al latido de un corazón, que palpita más fuerte conforme se acerca.

Miró en la misma dirección que ella, no porque hubiera nada especial ahí, pero a veces mirar la ciudad tenía cierto jubilo, sobre todo en ese momento, que había estado lejos durante semanas por asuntos de La Liga.

–Gracias por cuidar de los chicos.–

Los tejados, son zonas de seguridad para los felinos, en las alturas se defienden de ciertos depredadores, por la fácil visión que les provee dicho sitio. ~