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Evan1579825 · M
—Por fin, era hora —entonó con desidia el mancebo, levantándose de su acolchonado y amasado asiento. Su clase había llegado a su fin, ahora como es rutinario, se marchaba a casa. Siempre ha sido alguien decidido, sin temor y de acciones antes que decir.
Durante su recorrido a casa llega a ver un curioso cártel, allí escrito y con negrura decía "Gimnasio de Banta", lo que llamó su atención. Su región tiende a ser muy visitada de matones, ellos moran ahí, después de todo es un lugar algo inmune a las fuerzas especiales; no hay amparo y seguridad.
Sus manos estaban internadas en los bolsillos de su pantalón. Solo ingresó al lugar, auditando la tediosa música que invade sus tímpanos. Según vio, habían varios entrenando, aunque no quiso interrumpir y crear una atmósfera de mucha confianza, así que solo quedó erguido, sin ir más allá de la entrada y en espera de ser atendido mientras dibuja una minúscula sonrisa de lado, ladina y en ella escrita sus más deseados anhelos, misma que surgió
Durante su recorrido a casa llega a ver un curioso cártel, allí escrito y con negrura decía "Gimnasio de Banta", lo que llamó su atención. Su región tiende a ser muy visitada de matones, ellos moran ahí, después de todo es un lugar algo inmune a las fuerzas especiales; no hay amparo y seguridad.
Sus manos estaban internadas en los bolsillos de su pantalón. Solo ingresó al lugar, auditando la tediosa música que invade sus tímpanos. Según vio, habían varios entrenando, aunque no quiso interrumpir y crear una atmósfera de mucha confianza, así que solo quedó erguido, sin ir más allá de la entrada y en espera de ser atendido mientras dibuja una minúscula sonrisa de lado, ladina y en ella escrita sus más deseados anhelos, misma que surgió
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