Bulma arrojo una de sus capsulas para sacar del interior de esta una pequeña casa portátil, lo mejor sería quedarse ahí hasta que aquel misterioso joven despertara, Bulma no solía ser demasiado cuidadosa, así que prácticamente se llevó al joven arrastrando hasta el interior de aquella pequeña casa, probablemente ya había estrellado la cabeza de Vegeta en cada escalón, bode de las puertas, etc, hasta lograr dejarlo sobre el sofá, era muy guapo pero de ninguna manera lo pondría en su cama así de sucio, ahora solo debía esperar hasta que este despertara.
su malhumor se desvaneció y corrió a hundir sus manos en el agua para posteriormente lavarse el rostro, que refrescante era aquello y, que ambiente tan calmado y relajante, pensó.
Después de la carrera por su vida que había hecho, sentía que merecía un pequeño descanso, analizo un poco mejor su alrededor y se sorprendió al observar algo plateado escondido entre los matorrales, camino hacia dicho lugar y al remover un poco las hojas encontró lo que parecía ser un transporte, o quizás una capsula de escape, analítica como siempre comenzó a buscar un interruptor para poder abrir dicha capsula, aquel botón se encontraba escondido en la parte superior de la nave, con curiosidad lo presiono y se encontró con un joven que al parecer tendría maso menos su edad o si acaso un año o dos mayor que ella, sus cabellos eran oscuros y su peinado algo gracioso elevado por completo hacia arriba, sin embargo aquel rostro durmiente era muy atractivo a pesar de su ceño fruncido aun en sueños.
━ ¡Hay Goku, eres un tonto! Ese pequeño ingrato se quedara sin cena. ¿Cómo se le ocurrió pensar que aquel dinosaurio era mi padre? ¡Por eso me exasperan los niños pequeños! ━
La adolescente iba soltando un montón de blasfemias mientras iba caminando atravesó de un frondoso bosque irritada, su largo cabello lacio se encontraba ligeramente enmarañado y con hojas secas atoradas entre aquellas finas hebras, a su vez que su ropa se encontraba algo sucia y rasgada al tener que escapar de dicho dinosaurio que de milagro no la había devorado.
Bulma se encontraba siguiendo el rastro de la esfera del dragón de cuatro estrellas, gracias a esta podría encontrar a su atolondrado pequeño guardián, sin embargo el sonido del agua corriendo de un riachuelo logro distraer a la ingeniera, quien no dudo en ir hacia dicho lugar, le haría bien refrescarse un poco el rostro, camino atreves de unos arbustos hasta lograr llegar a aquel lugar, el agua era cristalina y limpia,
