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-La fogata ardía con ingenuas cenizas encendidas, que de nada servirían para protegerla de los fuertes vientos helados de la montaña de los gigantes, pero al parecer, ella no necesitaba protección contra aquel frió que carcomía las venas. El escudo se apoyaba contra sus rodillas al estar sentada, la genuina pieza de metal y madera reflejo el rostro del guardián al aparecerse. Sus ojos celestes se abrieron con rabia, su mandíbula crujió y todo su cuerpo pareció despertarse del entumecimiento para ponerse de pie. Su alta fisionomía rivalizaba con la del poderoso nórdico que le llamo como tan solo su padre se atrevía a llamarla. Los mechones de rubio cabello se movían brevemente al estar tan duramente trenzados. Era extraño que un altisimo venga a pedirle ayuda a ella, la que tanto ansiaba venganza contra Odin y toda su casta.--

No nombres a mi padre en vano, Heimdallr. Su honor esta respaldado por mi hacha y esta tierra, vengare su muerte cuando la völva nos de la señal de que los largos inviernos iniciaran y la guerra entre reinos comenzara. --Sus palabras lucían como una artimaña, una burla y un desafió, pues no cabía razón para que el vigilante de todos los mundos venga a su socorro.- ¿Acaso es el Alfadir el que te envía como mensajero para su desafió personal? ¿Es que no me cree suficientemente fuerte como mi padre? -De agresivo temperamento ella era, el suelo crujió bajo sus pies, su rostro tan hermoso y duro a la vez, mostró la rabia que contenía la alta hembra jotun. El portal se abrió enfrente de ella y tan solo le basto un segundo observar las amplias corrientes de Hel, el gran infierno helado, la tierra de los caídos, y de los traicionados.- Soy capaz de traer a Hela de su cueva con mis simples manos con tal de que Óðinn tiemble al oír mi nombre...se testigo Heimdallr de mi poder.

-Sin mas miramientos, la loba de nieve se adentro en aquel mundo tan ruin y cruel como Hel, el frió era lo de menos, era el pesado aliento de los muertos lo que surcaba por sus cabellos y su cuello de giganta lo que le incomodaba, siempre atenta entre los ríos del Reino, el escudo que cargaba e su diestra no parecía ser incomodo para ella, pero si útil, cuando oyó el aliento de un animal, y el zarpazo de un viento cortarse, por mero instinto de Doncella Escudera, levanto el arma defensiva por sobre su rostro, afirmando sus pies en el suelo, lo suficiente como para que el golpe entre ambos materiales le hiciera retroceder, arrastrando sus pies por la grava del suelo, una fuerza escandalosa poseía la criatura que lo causo, y la rubia vikinga lo contemplo al saber que se trataba de uno de sus viejos hermanos, los gigantes de Hielo puros, los grandes antepasados de los habitantes de Jotunheim. Con tremendo honor, la orgullosa Skadi menciono.-

<<Hijo de Ymir...soy una de tus hijas mas lejanas, tu gran Hrímþursar, te solicito la ayuda como parte de mi venganza>> -La nordica dominaba el idioma de los antiguos gigantes, y esperaba que este fuera de su ayuda, le doleria en el alma tener que matar a tan sagrada criatura, por mas que fuere un espejismo de Hel.-