—Parpadeó un poco confundida pero asintió en agradecimiento. Masticaba ella misma una de sus galletas. Jengibre y canela, qué ricas eran. Hasta un suspirito soltó mientras le veía irse.—
Y ¿qué es la extrañeza aquí de todos modos? -respondió-. Una voz dulce, amena, cuyo propósito no es otro que el de buscar hacer sentir bien a un tercero, se me antoja nunca venir a mal.
-No hesitó en orden a su solicitud, una vez fue llevada la galleta, la comió-.
Mucho mejor. Reitero mi agradecimiento… Ahora, si me permite, ma chère.
-Así como apareció ahí, en silencio y sin otra mayor turbación; se alejó calmo-.
¿Y cuáles son las razones por detrás de esas palabras?
—Indagó curiosa mientras veía cómo esperaba le diera la galleta. Empezó por enarcar sutilmente una de sus cejas pero cedió y llevó la galletas a los labios de su contrario.—
Oh? A quién le hablas? -Confundida Blanche ladeó un poco su cabeza; si bien sabía que le hablaba a ella no reconocía exactamente el por qué por lo que la duda reinaba en su cabeza. Cogió una galleta y la acercó a su boca aún esperando su respuesta.-
-Cyrus a la larga parecía haber descubierto un magnum opus conocido un poco por todos un tanto por nadie, llamado diccionario; impensable, quizás, extraño, no lo sé; pero optaba por variar su otrora léxico por uno cuyo quid fuera afectado como ampuloso a lo sumo. ¿O era solo para molestar acaso?-.
