Azumi2024

¿Y si nos vamos de viaje por todo el país?~

Y a mí me encanta mi adorable conejita~ <3

Si, soy libre contigo -Se ríe y la busca para besarla, tomando su cuello, un beso que puede ser las respuestas a muchas cosas-

-Acaricia su cabello plata y luego se levanta un poco para quitarse el abrigo dejándolo a un lado, regresa dejando las manos a su cadera rozandola con bastante dulzor- Me siento distinto cuando estoy contigo algo pasa conmigo no se

-Tomo su muñeca haciendo que su cuerpo se acerque a el, y antes de ayudarla a recostarse besa su palma nuevamente su palma luego, le hace lugar a su lado y la abrazo-

Ven, duerme conmigo

Se detuvo al sentir que alguien lo tomaba del brazo y se sorprendió gratamente al ver a la chica del restaurante junto a él y se ruborizó al escuchar eso.

—Lo siento, no pretendía hacerte pasar un mal momento, pero bueno, déjame compensar te y te llevaré al merendero que te dije, va a hacer frío y ahí podremos pasar el rato, ¿qué dices?

—Odessa, es un lindo nombre, entonces pollo con ensalada, perfecto. En un momento estoy contigo.

Fue a la cocina a llevar la orden y en el mostrador se topó de nuevo con su jefe quien empezó a regañarlo por no limpiar, Markus hizo su mejor esfuerzo para no perder el control y empezar a gritarle también pero él se lo hacía prácticamente imposible.

X: Te mandé a hacer UNA cosa, ¿eres tan tonto que no sabes lo que significa "limpiar las mesas"?

Markus: Hey, nadie había atendido a la chica, ¿qué se suponía que debía hacer?

Su jefe iba a decir algo más pero Markus ya estaba harto, lo había soportado por muchos años y ya no pensaba hacerlo más así que se quitó el delantal y lo aventó a la cara del viejo, estaba tan enojado que ya no quería saber nada de ese lugar, simplemente quería salir de ahí. Tomó sus cosas de debajo del mostrador y antes de salir se acercó a la mesa de la chica.

—Ya no trabajo aquí así que nada me impide decirte que este lugar es una porquería, la comida es horrible y no vale la pena que gastes tu dinero aquí. Si quieres hay un merendero en la calle principal, es delicioso y económico.

Dicho esto, haciendo una seña obscena al hombre que lo había fastidiado por los últimos años, salió del lugar.

—¿Qué puedo decir?, esto no tiene mucha ciencia y sí, cada día debo aprenderme el menú del día. ¿Soné estúpido?— preguntó mientras acomodaba frente a ella su servicio de plato, cubiertos y copas y su servilleta.
Se había ruborizado un poco cuando ella mencionó lo del discurso aprendido y no por otra cosa sino porque su jefe siempre lo regañaba por hablar como robot, aunque a él no le importaba, estaba ahí porque su padre se negaba a darle dinero porque "tenía que aprender a ganarlo" y no le molestaba, simplemente odiaba a su jefe.

—Y entonces, ¿qué te traigo?