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Se adentraron en el bullicio buscando un rincón tranquilo donde conversar. Entre el olor a cerveza y las melodías de una música festiva, los lugareños compartían historias de batallas épicas y riquezas escondidas. Allí, en aquel santuario de información y secretos, él y su acompañante supieron que encontrarían las respuestas que ansiaban sobre el reino, sus comercios y los peligros que aguardaban.

Con paciencia y cautela, aguardaron su turno para conversar con el tabernero cuyos ojos astutos guardaban el conocimiento de generaciones. La taberna, fiel guardiana de las historias y leyendas del bar, era el epicentro de sus pesquisas, el lugar idóneo para hilvanar las hebras de información que los guiarían en su travesía.

— Hola qué tal, somos un par de extranjeros venimos de otro continente, dos pintas por favor. La dama de rosa invita la ronda. —

Lo dijo con total seguridad a pesar que ninguno de los dos poseía monedas para pagar.
𝐍o era la respuesta que esperaba obtener, pero dada las circunstancia la acepto sin mucho que decir. El que recitara aquel pasaje solo hizo que quisiera jalar sus mejillas-.

Por Piter Pan esa es la razón.— Respondió a su pregunta mientras emprendía la caminata entre las arboladas, curioseando todo a su paso, siendo embelesada por momentos al atestiguar las pequeñas criaturas que de ves en cuando se asomaban pequeñas ninfas que al cruzar miradas se unificaban con los arboles. Fue un buena ruta después de todo.— Pensaba en voz alta una ves que después de tanto caminar al fin daban con la aldea.

Candy estiraba su cuerpo un momento mientras las puertas se abrían a la par, el aroma de los alimentos la alcanzaron pero destacaban las risas que invitaban a participar; era ciertamente un lugar muy agradable al menos para ella.
— "Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades” — Citó con ironía una de las frases de Don Quijote.

Azrael y la doncella de cabello rosa emprendieron un arduo viaje por los senderos serpenteantes que atravesaban bosques ancestrales y colinas escarpadas. — ¿Por qué me dices Pan? Tomaremos esta ruta. — Se adentraron en un camino empedrado que los conduciría a la aldea más cercana. A su paso, contemplaron paisajes encantados y riachuelos cantarines que se deslizaban entre la fronda.

Tras días de caminar, divisaron al fin las luces tenues de una aldea en el horizonte. Se dirigieron hacia el centro neurálgico del asentamiento: una taberna acogedora y repleta de vida. Sus puertas de madera crujieron al ser abiertas, revelando un escenario vibrante de risas y voces animadas.
Entre otras palabras, me has traído a una odisea que espero no sea como la de Don Quijote.— Suponiendo que en donde se encontraban no hubieran molinos que se confundieran con gigantes, todo estaría bien; la explicación dada dejaba ver que no solo habría dragones o caballeros de galante armadura, era una posibilidad muy renuente que también existieran otras criaturas después de todo el mundo siempre es un libro que nunca se ha terminando de escribir correctamente.

Miro a su alrededor para saber ¿Donde se encontraba el camino mas cercano? resaltando un camino marcado por las huellas de carretas, caballos y pies humano el problema era el siguiente que lado tomas ¿Izquierda o derecha? Oye Pan ¿Que dirección tomamos? las huellas van de aquí a allá y no deseo terminar quien sabe donde.—
Sombrío e insondable, extendió sus manos hacia la doncella de cabello rosa y susurró antiguos encantamientos. Con un sutil toque, su esencia oscura se entrelazó con la de ella fusionando sus almas en un vínculo etéreo. Como un eco perdido en el viento, sus cuerpos se desvanecieron en la realidad conocida para ser transportados a un mundo de fantasía.

En aquel paraje medieval impregnado de misterio, la esencia de ambos se manifestó plenamente. Azrael, con su aura de sombras, envolvió a Candy, llevándola consigo en un viaje trascendental. Su alma danzaba al unísono, resonando en las frecuencias de un universo mágico y ancestral.

— Bienvenida, aquí explorarás valles épicos y cumbres imponentes, donde dragones se alzan en vuelo y caballeros desafían destinos inciertos. Pero primero debemos ir a la aldea más cercana en busca de información. —
𝓜irandole de soslayo accionaria su reflejo de esquivarlo, interponiendo entre ellos un poco de distancia a pesar que su aliento caliente se sentía sobre su fina piel. Vivo con un caballero y he convivo con un dragón pero creo que tus intenciones son otras.— Sin estar muy segura de lo que acontecía, al mostrarse desconfiada de aquel hombre Candy al expresarse tomo una esquina del chaleco negro, a donde fuera que terminaran era mejor tener a Pan cerca de ella como precaución.

—¿ Donde me has traído? el bucle presenta fallas.— Menciono mientras miraba todo su entorno con cierta curiosidad infantil, siendo por momentos que daba la impresión que le soltaría el chaleco para enfrascarse a investigas, pues tiene cierta debilidad cuando se trata de las investigaciones, pero se retenía a si misma cambiando de objetivo al sostener entre sus manos ahora aquella corbata.
Envuelto en sombras y con ojos centelleantes, estando cerca de la misteriosa mujer de cabellos rosa le susurró al oído desatando palabras cargadas de un magnetismo sombrío.

— ¿No te gustaría, acaso, vivir una historia de caballeros y dragones en carne propia? —

Maestro de las tinieblas, extendió sus manos y, con un gesto elegante, invocó una bruma espesa que envolvió a ambos. En su abrazo nebuloso, el mundo exterior se desvaneció, dejando únicamente a ellos dos en una dimensión suspendida. Solo la mirada penetrante del arcángel y la de la ella se encontraban visibles, como destellos de luz en la oscuridad. Las sombras se retorcían y danzaban a su alrededor como testigos de un encuentro místico. La bruma impenetrable los envolvió en un éxtasis sobrenatural.
Muchas gracias te tardarte unos 3minutos mas de los que te tomo hacerlas aparecer.— Contó por instinto cuanto tiempo se había tomado entre hacerlas aparecer a desaparecerlas, notando como comenzaba a tener cercanía al moverse hacia donde estaba establecida su persona, sin inmutarse permaneció firme elevando su mirada una vez estuvo parado frente a ella.

Se sentía desafiada casi como si estuviera a punto de robarle el aliento, mas no retroceder ni daría su brazo a torcer solo y porque la estuviera "Interrogando" de cierta manera. Exactamente, me gustan las historias de caballeros y dragones crecí oyéndolas.— Contesto con ese tono acaramelado asentando cada una de las palabras dichas al sentir afecto por ellas. Que tenga similitud no quiere decir que sea una.—
Con un gesto enigmático, hizo desvanecer las almas danzantes en un remolino de sombras que se disipó lentamente. Su atención se desvió hacia el libro de fantasía que la pelirrosa tenía entre sus manos. Con una mirada penetrante, se acercó a ella y preguntó con ironía:

— ¿Te gustan estas historias de caballeros y dragones? ¿Acaso encuentras encanto en los mundos de fantasía donde los héroes luchan contra las bestias míticas? Pero qué raro tú pareces una de esas criaturas. —


Sus palabras estaban impregnadas de sarcasmo, como si desafiara la inocencia y el escapismo que esas páginas ofrecían. Su mirada penetrante buscaba traspasar las capas de ilusión y descubrir la verdad oculta detrás de los cuentos épicos que tanto leía aquella mujer.
𝑴ecio su cabeza en un gesto que restaba importancia a lo acontecido, siendo consiente que le estaban llorando tan cerca del oído que estaba a un paso de hacer lo impensable; pero controlándose respiro profundo y exhalo una cantidad exageraba de vapor de entre sus comisuras labiales.

Son molestas, lamentables y defectuosas para nada de mi agrado.— La irritaban era como un despertado a las 6am que tras apagarlo sonaba repetidas veces hasta que eventualmente te levantabas a regaña dientes, mas una cosa era ella y una muy distinta las personas que desafortunadamente estaban dentro del rango espectral sufriendo: escalofríos, ansiedad, nauseas entre otras cosas al no estar acostumbrados. Caballeros y dragones historia de antaño.—

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