Pestañeo varias veces, perpleja. ¿Sabia de los espíritus? Al verlo caminar, no dudo en seguirlo detrás. Su curiosidad siempre ganaba y tomaba vida propia, por así decirlo. Escuchaba atentamente cada palabra emitida por su contrario. Estaba sorprendida, ni siquiera ella sabia toda esa información. Luego, ante su pregunta, asintió con su cabeza.
— ¿Cómo es que sabes tanto? ¿Quién eres? — Cuestionó, llegando a su lado y así voltear a verlo.
Un lobo, representa inteligencia, libertad, astucia, lealtad, comunicación, compasión, intuición, amistad, conciencia.
El Dragón, portador de buenos augurios, de suerte, de prosperidad, de salud, y de todo tipo de bendiciones, también es un símbolo de fortaleza y poder.
Sin embargo, por lo que puedo notar es que aún no dominas bien los beneficios y facultades que te pueden otorgar tus compañeros espirituales. ¿O me equivoco?
- Empezó a caminar guardando una distancia prudente de la chica, manteniendo sin embargo, una actitud despreocupada. -
¿Sería buena idea mostrar a Alfa y End? Su padre le había dicho que tenía que mantener en secreto la habilidad que tenia. Pero por otro lado, no quería verse indefensa, después de todo no sabía quién era él.
— Pues...Yo...— Comenzó a balbucear, sin saber muy bien lo que iba a responder. Y justo cuando iba a decir algo, sus dos espíritus hicieron acto de presencia, colocándose uno en cada lado, protegiendo a la rubia. Uno era como un lobo de color azul, y el otro era rojo con forma de dragón.
— Esta con nosotros...— Hablo el lobo, quien tenía el nombre de Alfa. Estelle abrió su ojos con sorpresa. No esperaba que ellos saldrían a la vista del desconocido, pero se sintió aliviada.
Fue interrumpida de sus pensamientos y se sobresalto al escuchar otra voz. Pensaba que estaba sola. Volteó a ver de quién se trataba, a la defensiva. Observo al joven, entrecerrando sus ojos con recelo. ¿Qué debería contestar? No se veía una mala persona, pero sabia que no podía confiar en nadie a estas alturas.
— No estoy sola...— Respondió con una verdad a medias, después de todo sola no estaba, tenía a sus espíritus junto a ella. No quería que supiera que de algún modo estaba indefensa, no hasta saber cuales eran sus intenciones.
El aroma que había percibido entre el follaje del frondoso bosque, contrastaba y resaltaba de cualquiera reconocido entre la naturaleza, justo por la zona que él merodeaba era un área de alto riesgo, pues los informes en el reino de Arcania anunciaban la aparición de criaturas y demonios peligrosos que se alimentaban no solo de animales sino de algunos granjeros de pequeñas aldeas aledañas.
¿Qué hace una aristócrata como tú caminando sola por el bosque?
Interrumpió el distraído andar de Estelle, al final se percató que no se trataba de una amenaza. Por cómo la rubia vestía era más que evidente que ella pertenecía a la realeza del Imperio, sin embargo ese aroma le confundió, pues ya se había topado a varios seres malignos con un olor similar.
¦ Aquí mando un pequeño inicio. {?} [center]Estelle se encontraba corriendo por el bosque sin saber muy bien a dónde ir, tenía un terrible sentido de la orientación. Todo sucedió por querer practicar mejor su habilidad con Alfa y End (unos espíritus con los cuales hizo un contrato) y como no quería preocupar a nadie, salió sola. Ahora se arrepentía de su decisión, de seguro su padre y hermano estarían preocupados por ella si ella no volvía antes del anochecer.
— ¿Y ahora qué haré? — Se detuvo para poder pensar mejor su situación. Si usaba a sus espíritus y pedía ayuda, de seguro se enfadarían con ella. Tenía que arreglárselas sola y volver a salvo al castillo. — Es mejor que envíes a uno de nosotros y le pidas ayuda a tu padre. — Habló End, quién podía hablar solo con ella a través de su mente. La rubía ante esa idea negó con la cabeza, no quería preocuparlo. Levantó su mirada hacia el cielo, soltando un suave suspiro. [/center
