— Anda, come uno por lo menos — musitó mientras ofrecía el plato.

Los ojos del vampiro se fijaban de la forma como sonreía, de los gestos que realizaba en cada instante, de la forma como ella le miraba y como reaccionaba a cada palabra suya. Nunca había prestado tanta atención a un bocadillo.

— Tienen buen sabor, podría comer esto todos los días, tanto como alimentarme de tu sangre — esto último salió como un susurro. Sabía que a ella le aterraba la idea de qué él y sus hermanos la usaran como alimento, por ello buscaba las formas más tétricas para hacer que su corazón palpitara lo más rápido posible.

Detuvo sus pasos antes de salir de la habitación y le vio por sobre el hombro, asintiendo con la cabeza y devolviéndose hacia la cama, donde estaba Ayato. Se sentó en el borde de la cama, justo en frente de Ayato y se mantuvo en silencio, observándolo comer. Era un lujo para ella poder ver como él disfrutaba algo que ella le había preparado con tanto esmero, recordando que era un platillo que él disfrutaba, algo que había descubierto la primera vez que él le pidió que cocinara. Una tenue sonrisa se formó sobre sus labios y achicó un poco la mirada, enfocando sus ojos en el rostro de Ayato, disfrutando lo que le hacía sentir al verlo disfrutar al comer.

— Me alegra saber que te gustan, Ayato-san. — Por un instante y solo un instante, la fémina sonrió con bastante emoción, demostrando alegría y ternura en su mirar.

@Yᴜɪ Kᴏᴍᴏʀɪ:

Había una sonrisa en los labios del vampiro al momento que Yui hizo su entrada, se encontraba sentado sobre el colchón mirándole. Tomó el plato con la comida con una mano y con la otra golpeó el colchón indicando que tomara asiento.

─ Ven, quiero que comamos juntos.─ dijo asentando el plato sobre su regazo.

En seguida el chico se llevó a la boca un bocadillo degustándolo de inmediato.─ Ummm, tiene buen sabor, adoro estos bocadillos.

Al escuchar la indicación de Ayato, procedió a entrar a su habitación, abriendo la puerta con una mano mientras sostenía el plato con la contraria. Una vez que entró, dejó la puerta entreabierta. Caminó hacia la cama de este y le ofreció el plato con los takoyaki.

— Aquí están los Takoyaki, Ayato-san. Espero te agraden.

Hizo un gesto de sonrisa que en seguida se borró. Dio unos cuantos pasos hacia atrás para proceder a retirarse de la habitación y dejar tranquilo y en paz al vampiro.

@Yᴜɪ Kᴏᴍᴏʀɪ:
No fue para nada difícil para él y su increíble oído detectar las pisadas que provenían de la escalera y lentamente llegaron hasta la puerta de su recámara.

─ [code]Pasa, chichinashi [/code]─ordenó el pelirrojo antes que siquiera la mujer pudiera golpear para pedir permiso.

El chico tomó asiento sobre el colchón esperando a que la mujer entrara a la habitación, él llevaba una sonrisa en sus labios, por alguna razón se sentía muy animado.

Una vez que entró a la cocina, se dispuso a seguir cocinando takoyaki. La plancha de los mismos ya estaba previamente caliente, solo bastó con poner la primera capa de mezcla encima de la plancha, seguido de los vegetales y el pulpo, lo típico que solía llevar como relleno. Esperó solo unos momentos, justo antes de volver a colocar un poco más de la mezcla de harina y demás ingredientes. — Uhm... — A medida que cocinaba, se sentía bastante tranquila, ya tenía un buen rato que ninguno de los Sakamaki llegaban y tomaban su sangre cual si fuera un simple alimento, eso le llenó de alivio y júbilo, por lo que sonrió ligeramente.

Tomó una especie de palillos delgados de metal y con estos mismo, hábilmente, comenzó a voltear el takoyaki, dándole a su vez la forma típica circular. Los minutos pasaban, hasta que finalmente aquellos estaban cocidos. Los sirvió sobre un plato, les acompañó con salsa y mayonesa japonesa y un poco de cebollín. Tomó el plato y caminó hacia la habitación de Ayato

Habiendo dado las indicaciones a la muchacha, el pelirrojo dejó los platos sucios y subió las escaleras en dirección a su habitación. Una vez frente a la puerta giró el picaporte y se adentró en la alcoba sonriendo, con un ligero rubor en las mejillas; era raro verle de esa forma, actuaba como si estuviera ebrio, pero era casi impensable; él no bebía bebidas alcohólicas, ni mucho menos le podrían afectar.
Se recostó sobre el cómodo colchón extendiendo los brazos a sus costados totalmente relajado.
— Fuuu...~

— Es-está bien... — Caminó de nuevo a la cocina para preparar más takoyaki.

— Hoy me siento más "hambriento" que de costumbre, lleva la comida a mi alcoba, te estaré esperando.~

— A-Ayato-kun... — Sus mejillas se tintaron de rojo y desvió la mirada, suspirando. — A-ah... Pre-prepararé más... — Intentó cambiar el rumbo de la conversación, notándose nerviosa.