Eternidad, era fácil decir esa palabra, aún así era más fácil imaginarlo porque si ella era su hija para la eternidad, era tan de él como suya propia, no era como otros amores o como la madre que murió cuando ella era niña, esto era diferente, era un calor abrazador que se expandía, desde el corazón que no palpitaba hasta su último hueso en el cuerpo, era simple, como su instinto primitivo de cacería. Pero no podría tampoco descifrar el porqué todo era más reconfortante cuando él estaba con ella. Como si el mundo fuera y estuviera en la palma de su mano, y siempre sería así, su corazón siempre se llenaría de su padre. — Oui pour l'éternité — Negó con la cabeza con la afirmación de su padre, ella no daba gracias por el amor que él le daba ella daba las gracias por simplemente existir.— Estoy agradecida más que por tu amor, por la salvación que eres para mi pére… —