Habían pasado algunos días tras haber sido recibidos en Asernova, al ser el interés amoroso de una de las hijas de aquella familia soberana: Alix. No obstante, por casualidades de la vida, desde su llegada, no había tenido ni un momento apropiado para conversar con los padres de aquella princesa a la que aquel caballero tanto adoraba. Más ahora, con seguridad, trataría de entablar conversación con la cabeza de la familia y el territorio. Caminó a paso firme y tranquilo, aunque por dentro los nervios lo tenían tan tenso que podría perder la compostura.

Caminó por un rato entre los pasillos y, finalmente, pudo llegar hasta la sala del trono, donde pudo observar al mismo rey sentado con gran calma.

~ Espero y me conceda una audiencia con usted y vuestra reina, milord.