-Salio de la habitación, recargandose en la pared junto a la puerta, podía sentir todo el peso de las palabras de su esposo " Además ¿Qué odio podía guardar una joven como ella?" Que otro si no a la mujer que le dió la vida y que con cada mirada le recordaba que le había quitado todo, aquel elfo le había arrebatado a su hija, su hija a su esposo y ahora la historia se repetía, no sabía que dolor era peor, haberlo perdido o lo que acababa de pasar, sintió las piernas fallarle, pero no se iba a desplomar, no ahí, donde él pudiera verla, se llevó las manos al pecho y respiro profundamente, antes de marcharse, pese a que amaba el rostro del rey en aquella habitación no deseaba verlo, no queria que la juzgará, y sabía que lo haría, aún que no tenía derecho, el había tomado su decisión y Nazli la suya.
Abandonó el palacio, sus hijos no sabían de su regreso a Asernova, así que podría irse de nueva cuenta entre las sombras de la tarde, como una de ellas, hasta que aquel dolor desapareciera-

Soportando el peso de su propio cuerpo al apoyar la mano en un brazo del trono, Axl observaba incrédulo como su mujer abandonaba la sala del trono sin mirar atrás.


Parecía entonces, que no era la misma con quien hacía tantos años, había emprendido la aventura de crear un hogar y una familia a la cual amar hasta envejecer con el paso de los siglos.

Quiso responder, extendiendo el otro brazo en un afán por alcanzar a la dama, pero sus fuerzas parecían haber sido consumidas por el impacto de la noticia.

—¿Qué haz hecho, Nazli?

Pregunta hecha al aire, pues su esposa ya no estaba más ahí.

—¿Qué hemos hecho?

-Una fuerte punzada de culpa le lleno el pecho, había deseado despertarlo, pero jamás había pensado en este momento ¿Que cuentas entregaría a Axl? Sus acciones dijeron más de lo que sus labios pudieron, trato de reprimir las lágrimas al verle negar y levanto la cabeza, él jamás lo entendería, para él pudo más su amor por su hija, que el que ella sentía, en ese momento toda la felicidad que había sentido por su regreso de desvaneció, las nubes negras cubrieron Asernova, la reina levanto el rostro y mencionó -

Está más que claro que llegarás a las últimas condiciones por ella, darías la vida por ella, y como lo deseaste en su momento, tomarlas la vida de quién le hizo daño... Estaré esperando ese momento Rey de Asernova.

-La piel le ardía, aún así dió la media vuelta y salió de la habitación, tratando de no llorar en el proceso-

Se quedó sin habla, como si hubiera perdido la facultad de usar la voz y el desmesurado abrir de los párpados fuese la única manera de expresar la sorpresa por la revelación de Nazli.



De pronto, como si fuese empujado por una marejada de emociones y recuerdos, el rey retrocedió, alejándose de su esposa.

—"Su odio la llevó a perder la luz que alguna vez tuvo en su interior"

Respondió Axl, repitiendo las palabras que la llamada Luz Lux le había mencionado horas atrás. Ahora comprendía que el único rincón al que su hija podía acudir luego de su partida, le había sido negado, orillando a la menor a vivir sola y aislada durante 18 años.

Desvió la mirada de la presencia de Nazli, cubriéndose los ojos con la palma de la mano y negó; se negó a creer que tras su sacrificio, hubiera ocurrido algo así. Ahogó las palabras de nuevo, pues un apretado nudo en la garganta del regente, parecía atorarlas ahí.

¿Aún no lo sabes verdad?

- Había vergüenza en su mirada, no sabia como decirle la verdad apretó los labios unos segundos y le miro con tristeza-

Cuando te fuiste todo cambió, yo...no pude con ello, estaba embarazada de Ayax y Nain, deje que el dolor me consumiera y descargue todo en nuestra hija, jamás fue tratada como la princesa que era, la despoje de la Ecria y se volvió solo sombra...repudiada por su madre...te perdí y perdí todo con ello, ella solo era un recordatorio de lo que había perdido. La reduje a nada

-Aparto las manos de su esposo de su cuerpo, jamás creyó que debiera dar una respuesta a esas preguntas -

La razón de que nuestra hija este así, es esa le robe toda su luz y la hundi en mi tristeza y mi odio.

Extendió el brazo hacia su consorte, invitándola a tomar su mano para acercarse.

—Preocupación, mi amada reina. Aún no logro comprender ¿Qué pudo ser aquello que Nahiara tanto deseaba para intercambiarlo por su luz?

Rodeó el cuerpo femenino con ambos brazos y al asegurarse de tenerla bien afianzada contra él, suspiró de cansancio y frustración.

—Además ¿Qué odio podía guardar una joven como ella? Tenía una oportunidad más de vida, de redimirse. ¿Por qué el odio?

¿Que pasa mi amado rey?