Has decidido armar uno muy complicado, tus piezas tienen voluntad propia, padre y puede que no toda la historia que sepas sea la real, si en algo puedo ayudarte, sabes que lo haré.

—Tomo el libro que el rey le diera, solo vio levemente la portada y lo dejo sobre uno de los muebles—

Si me permite decirlo majestad, luce agotado, debería detenerse un momento, se que no es lo idóneo pero parece qu hay un extraño momento de quietud, debería dormir un poco, aclarar su mente, tal vez eso también ayude a que las piezas encajen

Hizo un leve movimiento con la cabeza, en negación a la pregunta de Rayen. Siguió apoyado en él hasta que alzó la vista para tomar un poco de aire y entregarle el libro que había estado leyendo, sobre magia elemental y la protección mágica que existía en Serova.

—Aún tengo algo que hacer antes de verla. He estado un poco centrado en armar las piezas del rompecabezas y aún me falta una por encajar en todo este cuadro.

Jamás podría olvidar su nombre, Padre, ahí fue cuando todo esto empezó. Se que es un elfo oscuro, más dudo sea de mi raza

—Miro a su padre el cansancio en él y tendio su mano —

¿Deseas te lleve con ella ahora?

Asintió despacio ante la comprensión de los sentimientos de Rayen. Se puso de pie, con mucho cuidado, pues las fuerzas aún eran pocas y su cuerpo aún estaba recuperándose de su largo letargo. Colocó una mano sobre el hombro de su hijo antes de hablarle.

—Tal vez tu búsqueda ha terminado. Desde la noche de mi despertar, he dado cobijo en el palacio de Asernova, a un elfo de nombre Bartar. Tal vez eres aún muy joven para recordar su nombre, pues fue él quien invadió Asernova hace 18 años, siendo derrotado por nuestro ejército.

Haré lo que me pides, te llevaré con ella

—Se reincorporo quedando de pie frente a él, miro a su padre antes de negar con la testa—

No padre, no he encontrado a uno solo de los míos, mi madre y tú saben que entregaría mi vida por ustedes, ustedes la salvaron y a ustedes y este reino pertenece, más mi deseo de saber que otros como yo están con vida es grande.

Cerró el libro con cuidado, suspirando un poco por la pregunta de Rayen. Era un tema que no esperaba tener que explicar tan pronto, pero no tuvo más opción ante la franqueza del menor.

—Tu madre salió de Asernova hace unos días. Si es el caso que has hablado con ella, te pediré que más tarde me lleves hasta donde está, mientras tanto, quisiera saber ¿Has encontrado a los tuyos?

—Se aproximó a él, con paso cauteloso hasta su padre, no era miedo, más un respeto que no podía dejar de lado, además claro del asombro de verle con vida luego de tanto años, se aproximó a él y se colocó en una rodilla—

Padre, estuve en tierras lejanas, la reina me permitió ir en busca de los de mi raza, resegrese por la mañana y ella me ha informado de tu regreso, he venido cuanto antes ¿Por qué la reina no está aquí contigo, padre? Ella no ha querido responderme y no deseaba ser impertinente.

Reposaba en su asiento frente a la ventana. Estudiaba un escrito antiguo, investigando sobre la condición delicada de Nahiara.

Ahora, con la presencia de Rayen, el rey no pudo haberse sentido más aliviado.

—Ven, hijo mío ¿Dónde habías estado?

Su majestad...

—Entro en la habitación, había pasado la mañana con la reina tras su regreso, ella le aviso del regreso del rey y acudió cuanto antes a verlo, entro en la habitación w hizo una reverencia a este antes de hablar—

Me ha sido informado de su regreso y he vendido en cuanto me fue posible, me disculpo por no estar a su lado en cuanto despertó.