AuroraPrincess

E-El placer es todo mío, princesa. -Respiraba hondamente, luchando con fuerza para dejar de tartamudear, pues aunque a sus majestades parecía ser divertido, él sabía que debía comportarse o sería regañado después. Con cuidado y la mejor elegancia que conocía, cortó una rebanada para entregársela a la princesa. Por vez primera le miró a los ojos, sonriéndole amable y amistoso.

Cuando la comida terminó, su alma dio un gran descanso. ¡Primer trabajo hecho, todo salió medianamente bien! Confiaba en que, con el pasar de los días, aprendería mejor de sus superiores y pronto no estaría tan nervioso como la primera vez.

Salió un momento a los jardines para tomar aire fresco, todos los sirvientes en palacio tenían un momento de recreación y él invertiría el suyo en conocer las hermosas flores que, se murmuraban, eran las más bellas de todo el reino. Se encontraba curioseando entre algunos árboles cuando se topó de nuevo con la princesa. Oh no, otra vez los nervios, pero... Verla sola, al parecer jugando con las aves, daba la impresión de que fuese una chica común y corriente, disfrutando de su entorno.

Se sintió confiado y se acercó con lentitud, no pudo evitar que se escapara una pequeña risa de sus labios, en verdad que daba un aire diferente verla sola. - Su majestad, espero no importunarle.