Divertirse, no hay un donde, no hay un con quién, no existe un por qué, sólo lo hacemos, incluso en nuestros momentos de mayor tristeza una simple respuesta cerebral nos puede cambiar, una idea, un pensamiento.

Como yo me divertí así, lo hizo haciendo aunque no estén, aunque se hayan ido, aunque te los hayas llevado, aún me siento un niño con mis treinta y tantos, aún puedo correr, aún puedo sentir el viento.
Es hermoso pensar que todavía me mantengo, aún sin dinero, aún sin un techo, aún cuando todo lo demás se va y solo las letras me acompañan a recitar, soy un hijo del mundo con él.