AthenaShiningForce

[code]Aquel panorama le provoco un escalofrió reprimido, no podía mostrar que algo le alteraba en el interior. Su mente caótica comenzó el asalto, pregunta tras pregunta lo agobiaba y no entendía lo que ocurría. Al final no le importo, su deber era primero y haría todo por su diosa.

Aquella sombra a las espaldas de la joven llamo por completo su atención, era imposible no verla; ojos rabiosos se posaron en dicho ente y un rápido reflejo hizo que se interpusiera entre su deidad y la sombra, dándole la espalda a la joven. Su cosmos se alzo ardiendo. Estaba listo para la pelea.

[b]—Señorita, apártese.[/b][/code]

[code]Se había mostrado feliz hasta el momento, con pequeñas risas internas ante la obvia situación sobre dejarla ir. Disfrutaba el paisaje que los rodeaba; verla feliz y relajada de esa manera, le producía calma y una sensación de paz indescriptible. Y aun así algo estaba mal, tenia esa pequeña punzada que le advertía el no relajarse, pero no espero que la "amenaza" llegara de ella.

[b]—¿A menos que...?—[/b] Aquella pausa le genero cierta incomodidad en el sagitariano. [b]—¿Ocurre algo, señorita?[/b]

Espero paciente su respuesta, observando con cierta preocupación a la deidad. Cualquier mínimo acto de malestar, le provocaba querer ayudarla.[/code]

[code][b]—No señorita, en tiempos sin guerra no es necesario un entrenamiento excesivo.[/b]

Ver aquel rostro suplicante de la diosa le blandió el corazón. Tras un suspiro y el análisis de aquella escena, el caballero accedió a su petición. Volvió a su semblante sonriente con el que lo había estado viendo, aun que fuera una decisión complicada, no le quitaría el animo a su deidad.

[b]—Si señorita, podemos quedarnos, pero debo pedirle que no se aleje de mi. —[/b] Su corazón palpito con mas fuerza ante el ofrecimiento. [b]—No es necesario el alimento, aun que si usted tiene hambre, yo podría traerle algunas manzanas.[/b][/code]

[code][b]—No debe preocuparse por eso. Mi deber mas importante es cuidarla.[/b]

Comenzó una pequeña caminata por aquellos lares, procurando el paso de su joven acompañante. Ante la curiosidad ajena, una risa interna se hizo presente, incluso una sonrisa mas pronunciada acompaño aquel gesto.

[b]—Nada de eso, señorita.—[/b] respondió [b]—Simplemente tomaba un descanso luego de un entrenamiento. Como usted lo ha dicho, no hay lugares como este cerca del santuario. Sin mencionar que me parece sumamente relajante. [/b][/code]

[code]Un pequeño rastro de sorpresa arribo a sus ojos; ver así a aquella joven le causaba nostalgia al pasado. Entendía que en el fondo se trataba de una joven más que deseaba disfrutar su vida.

[b]—No lo diré a nadie, señorita. —[/b] dijo con una voz suave [b] —Pero tampoco puedo dejar que camine por su cuenta, permitame ser su acompañante este día.[/b]

El caballero se puso de pie con cada palabra transmitida terminando por ofrecer su brazo en un cortes acto.
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Esbozo una sonrisa tras oír la voz que lo sacaría de sus pensamientos dispersos. Rápidamente adoptó una postura más respetuosa hacia la Diosa.

[b] —Señorita Athena. —[/b] pronunció el castaño. [b]—Siempre será mi orgullo portar esta vestidura, así como protegerla a usted y lo que representa. [/b]

Aún inclinado solo levantó la cabeza hacia la joven, denotando duda y una ligera preocupación. Para el era raro ver a su deidad rondando con tanta calma por el santuario y más aún sin un acompañante.

[b] —Señorita, dígame por favor, ¿Que hace sola tan lejos de su templo?.[/b]
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