Atalasel

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「 Carta de Aventuras. 」

[b]M[/b]i estimado u estimada, un gusto es saludarle. En primera instancia, siento un grato aprecio por su solicitud ante los Guardianes del Fuego, que en honor del Gran Surtur, disponemos de responder con la mayor de las pleitesías.
Desde generaciones enteras, dedicamos nuestras vidas a mantener los ideales del Creador y a trasmitir sus enseñanzas en cada tarea que realizamos, desde el mantenimiento del orden hasta la defensa de cada una de las cosas creadas por la gracia de las llamas sagradas.
Mi nombre es Atalasel, de la Casa de Frey, clérigo de los Guardianes del Fuego y con toda la humildad necesaria, quedaré a su disposición ante su requerimiento de nuestros servicios. Antes del alba, me presentaré para recibir las instrucciones de vuestro trabajo.
Con un gran aprecio, y con gratos deseos de que el Fuego de Surtur acompañe su espera.

[b]A[/b]talasel

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「 Atalasel 」

Atalasel es un elfo de la Casa de Frey, que posee su sede en la ciudad de Silica en el Sur. Como tal, proviene de la familia más importante en lo que a la realeza élfica implica, pues es hijo e hija de descendientes directos de, por lo que muchos consideran, el primer rey elfo, el mismo que da nombre a su casa: Frey.
Es el menor de sus cinco hermanos, y no nació en las antiguas eras donde los elfos vivían enemistados con otros pueblos por simples cuestiones raciales (los orcos, por ejemplo) sino en una era de mezclas, caos y conflictos políticos de la más alta complejidad. Dedicó su vida al culto de lo grandes dioses y al combate, siendo especialmente fiel a Surtur, toda una sorpresa en su Casa, dada la fidelidad intrínseca a Kreya de su familia antes que a otros dioses.
Atalasel gusta de los lujos de la realeza y la nobleza, posee la típica conducta altanera de muchos elfos, en "mirar por encima" a los demás. Si bien es un seguidor de dioses, y demuestra una preocupación evidente por los desamparados, también profesa un desprecio a la debilidad física y mental de otros. Considera a los elfos como el verdadero pueblo elegido, al menos a aquellos que siguen los lineamientos de Surtur.
Al ser un clérigo del Dios del Fuego, la Creación y la Destrucción, dedica su vida a viajar trabajando para lo que le encomiendan lo Grandes Maestros y Maestra de su culto. Se especializa en apoyar campañas en búsqueda de reliquias, manuscritos y objetos de gran valor pero también brinda su ayuda en el combate directo contra los enemigos de su fe.
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「 Talentos 」

Atalasel es un elfo, por ende, posee una vida longeva que trasciende la de muchas especies. Su envejecimiento es paulatino, y su fisionomía mantiene su rigor juvenil en la mayor plenitud de su existencia. Mide un metro con ochenta, su fisionomía es fornida dado su estrictos entrenamientos y vida de aventurero. Posee una belleza sobrenatural, al punto de afectar positivamente su carisma.
Su vida como clérigo le hizo dominar las artes de los Guardianes del Fuego, al punto de que, tal como su nombre lo indica, poseer grandes virtudes en el elemento de las llamas. A diferencia de otros seguidores de las sendas del poder, el fuego de Atalasel tiene una condición sagrada y pura. Dicha esencia se traduce con, además de una capacidad quemadora, puede purificar o sanar.
Posee un dominio de las armas de su organización, siendo estás las lanzas, las astas, las hachas y los martillos. Todas herramientas pesadas, incluyendo las armaduras de la misma índole. Pese a que su equipamiento se encuentra refinado por artesanos élficos, posee metales enanos (predominantes en el culto de Surtur)
Su equipamiento suele ser un armadura completa de pesado acero enano refinado "a lo elfo". La misma además de tener un porte elegante, con capa incluida, permite blindar su cuerpo por completo, dicha protección le permite utilizar sus manos puramente a la ofensiva al portar su lanza favorita, del tipo Ginfaxi. La misma debería considerarse más una pica de metro con noventa, y es de puro acero hueco, con la capacidad de seccionarse en dos mitades para facilitar su transporte o su uso en espacios reducidos. El arma posee tres puntas, una hoja curvada que emula el filo de un hacha, una punta trasera más corta en forma de punzón y una en el borde delantero que termina de dar forma al asta. En la parte inferior, yace una forma roma, utilizada para dar golpes contundentes.
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