—Sonríe y una pequeña carcajada escapa sus labios.—Hey, tranquila, que el traje va a quedar pálido en comparación. Vamos, respira profundo y vamos a tomar algo un rato y ya. —Alza los hombros.—Y esta vez yo invito.
No tengo porqué buscarte, ¡no te mereces mi atención! —Los labios le temblaron y sus dientes castañearon, su rostro porcelánico se tornó rojizo luego de que la pillara viendo sus brazos, pero no para admirarlos, sino para corroborar sus burlas.— Y no soy tu carrriiiño.
Tú tomaste las cervezas y te fuiste. Cuando fui a buscarte por ellas me las devolviste calientes. Si no iba por ti no las ibas a devolver. —Sonríe con malicia al verla mirar a sus brazos.— Hey, cariño, los ojos aquí arriba.
— ¡No te hice nada, musculoso! ¡Me dejaste las cervezas y saliste corriendo detrás de un par de largas piernas! Obviamente cuando volviste tus cervezas ya estaban calientes. —Se había exaltado un poco, sí, sobre todo después de verlo hacer con sus brazos.— Y, por cierto, se nota que no sabes nada de moda.
—Traga saliva.— Hey, decir que caíste en una moda no significa que tenga algo de malo que lo hagas, y por lo que veo, cuarenta y cinco personas concuerdan conmigo. —Sonríe de forma felina y se cruza de brazos, flexionando los músculos a propósito.— ¿En serio te vas a hacer la ofendida después de lo que me hiciste la última vez?
— ¡Es mi cuerpo! Puedo exhibir lo que yo quiera, además sólo necesitas mirarte: ¿traje pegado? Todo el tiempo tensando los brazos para lucir tus músculos. No veo a nadie juzgándote. —Se cruza de brazos y frunce los labios. Se le veía furiosa.— ¿Cortesía? Te empezará a ir muy mal desde ahora, niñito.
Hay varias formas de decir la cosa que exhibes ahí en público. Nalgas, nachas, trasero, cola, culo, ¿poto?...Pero sí, vamos por unas cheves, y no me refiero a que me robes. La última vez fue una cortesía.
