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i1583121 · 26-30, M
El valiente y formidable "mago", se mantuvo estoíco y apunto con firmeza su varita de la cual se agitaba con serenidad una hojita que aun colgaba de su punta.
—¿Espera qu...? Justo antes de que pudiera sentenciar su conjuro se vio opacado y lluvia fulminante de un ácido que no podía entender.
—¿Qué es esto? Huele rico, pero está frío. ¡Y se pega! —Espetó confundido y para cuando quiso reaccionar, el verdadero conjuro se dejo ver a la par de una rima singular.
—¿Rana? Espera...
El rubio entonces se convirtió en una pequeña ranita azul de ojos saltones.
—Qué me hiciste. Croac.
Ahora su varita era el doble de grande que él, pero con todo y su nuevo aspecto no se rendiría.
—Ahmm patas de serpiente, orejas de pescado y escamas de caballo. ¡Tu cabello no podrá ser peinado ni planchado! —Un pequeño fulgor de magia se dirigió al bello cabello pelirrojo ajeno y lo convirtió en un enorme afro.
—¿Espera qu...? Justo antes de que pudiera sentenciar su conjuro se vio opacado y lluvia fulminante de un ácido que no podía entender.
—¿Qué es esto? Huele rico, pero está frío. ¡Y se pega! —Espetó confundido y para cuando quiso reaccionar, el verdadero conjuro se dejo ver a la par de una rima singular.
—¿Rana? Espera...
El rubio entonces se convirtió en una pequeña ranita azul de ojos saltones.
—Qué me hiciste. Croac.
Ahora su varita era el doble de grande que él, pero con todo y su nuevo aspecto no se rendiría.
—Ahmm patas de serpiente, orejas de pescado y escamas de caballo. ¡Tu cabello no podrá ser peinado ni planchado! —Un pequeño fulgor de magia se dirigió al bello cabello pelirrojo ajeno y lo convirtió en un enorme afro.
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