El guardaespaldas que le había dado la bienvenida a Siohban se detuvo ante una puerta que habría abierto, que pasaba por detrás de aquel edificio y sin duda le permitía un vistazo a ambos Siobhan y Carter de aquel hermoso club lleno de excesos. Luces neones por todas partes, siete habitaciones temáticas de cada uno de los pecados, y claro en el balcón se notaba la figura de su dueño cual silueta. Carter fue detenido, y entonces una chica con aspecto frágil y frío se acercó a la fémina de pálidos cabellos susurrando. —Solo uno puede entrar.
-Ahora sí que necesitó de ese vino. Se llevó la copa a sus labios y dio un profundo trago. Algo de alcohol quizás le pudiese ayudar a pensar en qué formas eso podría ser contraproducente, pero no había nada. El problema con los inversionistas era no dar buenos resultados, y los había... Pero evidentemente había algo que estaba cambiando la situación. Probablemente ese vampiro había sido drogado a propósito, una víctima perfecta gracias a su fama impulsiva que no pondría en duda el incidente. Asintió con seriedad, después volvió a beber de esa copa.- Esto requiere de una reunión más grande... Programemos una cita para discutirlo con menos distracciones, pero considérelo hecho. -Así cerró ese día. Un error, una ganancia. Volvería a casa sin un estado de emergencia qué proclamar, pero con algo muy seguro en mente: Habría cambios, de eso estaba segura.-
