El guardaespaldas que le había dado la bienvenida a Siohban se detuvo ante una puerta que habría abierto, que pasaba por detrás de aquel edificio y sin duda le permitía un vistazo a ambos Siobhan y Carter de aquel hermoso club lleno de excesos. Luces neones por todas partes, siete habitaciones temáticas de cada uno de los pecados, y claro en el balcón se notaba la figura de su dueño cual silueta. Carter fue detenido, y entonces una chica con aspecto frágil y frío se acercó a la fémina de pálidos cabellos susurrando. —Solo uno puede entrar.
Chasqueó sus dedos por cuenta nueva, ocupó de dos hechizos no tan altos para deshacerse de aquello, uno de convocación para los Hell Hounds y uno de ilusión para mostrar la escena y deformar a las bestias, no fue difícil, aquel oponente estaba cegado y era fácil de influenciar y manipular por ende la victoria fue sencilla.
No parecía inmutarse, sus labios mantenían apenas la misma sonrisa como si la victoria fuese ínfima, pero al mismo tiempo era la máxima victoria para ella, sus ojos carmín volvieron de la mesa hacia los ojos de Siobhan, y entonces cómo si sólo hubiese hecho algo tan sencillo como mover un dedod, y no algo tan complejo como acabar con una "no vida", el varón le observó, dejando que tomara aire.
