El guardaespaldas que le había dado la bienvenida a Siohban se detuvo ante una puerta que habría abierto, que pasaba por detrás de aquel edificio y sin duda le permitía un vistazo a ambos Siobhan y Carter de aquel hermoso club lleno de excesos. Luces neones por todas partes, siete habitaciones temáticas de cada uno de los pecados, y claro en el balcón se notaba la figura de su dueño cual silueta. Carter fue detenido, y entonces una chica con aspecto frágil y frío se acercó a la fémina de pálidos cabellos susurrando. —Solo uno puede entrar.
Cuando dijo aquello el varón simplemente chasqueó sus dedos, el hechizo de ilusión que había hecho que esas sombras tomasen las formas de ella, se desvaneció dejando a la vista sólo 4 criaturas aparentemente caninas, las cuales ante el chasquido saltaron y lo siguiente sólo fue sangre, visceras, gruñidos, y muerte... Aquel cliente ya no existía, era sólo comida para Hell Hounds.
— No todos los días se tiene un espectáculo de esta magnitud ¿Mmm Ms. Martin? Lo divertido del caso es que debía atraerlo a un lugar cerca de dónde pudiese romper los estatutos más básicos de las sociedades secretas, para que nadie pudiese quejarse de que fue asesinado sin motivo. El motivo es claro, quiso romper el Raciocinio de los durmientes. —
Siendo los durmientes los humanos que no conocían lo sobrenatural.