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—Así que... Por fin decidiste despertar.

—Musito mientras cerraba su libro y se disponía a dárselo para que pusiera al día con su plan, ofreciéndole su libreta con la zurda mié tras le miraba fijamente —
—Tomá, aquí está todo lo que necesitas saber...
 
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AsmodeoDolbourg · 56-60, M
—Él al igual que ella tomó asiento en su silla y miró al centro de la mesa, donde emergió un pequeño mapa mundial—

—Bueno, quizás deberíamos esperar que los otros aparezcan... Sin duda tienen ganas de hablar contigo después de tanto tiempo.

—El demonio subió las piernas sobre la mesa, viendo como el aura de ambos parecía entrelazarse entre ellas, haciendo que la zonas cercana al edifico se volvieran incluso intransitables—

—Espero que ningún ángel vea esto y venga a molestarte... No quiero terminar viendo un reguero de sangre y plumas en mis alfombras.
Ikari · F
Ikari controla un poco su energía, bien podía decir que el estar a solas con Asmodeo era mucho más tranquilizante para ella, solo suspiró un poco mientras la escencia en aquel lugar se esparcía, para otros, podría sentirse pesado y lúgubre el ambiente.

— Bien...

Su aura era un poco más violenta, un amarillo espectral brillante atrapado en una capa rojiza la cuál tenia un tono bastante oscuro, como el vino. Ambos colores se mezclaban y la rodeaban, como con vida propia mostrando una naturaleza irracional. Ella tomó asiento, aunque era demasiada formalidad.
AsmodeoDolbourg · 56-60, M
—Caminaron hasta la oficina de Asmodeo y cerraron la puerta, cuando esto pasó el aura de Asmodeo se desató, tenía la forma de una espesa niebla oscura y tintada con pequeños destellos rojos, los cuales rodeaban todo el cuerpo del demonio —

—Puedes dejar salir tu esencia... Mientras te voy planteando algunas cosas.

—Musito el demonio mientras que en el centro de la habitación un gran mesa emergía, teniendo a su alredor 7 sillas para cada uno de ellos—
Ikari · F
— Aburrido, aburrido.

Tras salir y dar una pequeña ojeada a esa mucamas no evitó mostrarles a todas una sonrisa grotesca, de tal manera que hasta se había deformado algo su rostro, ¿Su hermano no recordaba lo mucho que podía despreciar a cualquier ser inferior a ella? Cuando se fueron, su rostro volvió a la normalidad, si es que esa forma humana tan básica era algo parecido.

— No le haré más de 5 rasguños... Lo prometo
AsmodeoDolbourg · 56-60, M
—Divertido o no, debemos cumplir con lo couta...

—Recalcó Asmodeo mientras caminaba con ella y salia de aquella habitación, fuera de esta habitación una docena de mucamas estaban a la espera de poder atender a los demonios, Asmodeo con una pequeña seña ordenó que se retiraran y abrieran el edificio—

—Este lugar, es un edificio que le quite a un humano, gracias a un pacto, así que siente libre de usarlo como quiera... Solo no lo dañes.
Ikari · F
Palabras, palabras, todas ellas resonaban en su cabeza, aún seguía algo adormilada, ¿Acaso hablaba en serio? Sus ojos amarillentos brillaron, la emoción le revolvía las entrañas, aunque ladeó su cabeza con esa sonrisa cínica bastante usual en ella.

— "¿Condenar almas?" Puedo llevarme a más de la mitad de la humanidad conmigo... No sería divertido apresurar el... Shi-go-to...

Parpadeó de nuevo, bajando esa iluminación, ella llevo su siniestra a la ajena, terminando de ponerse en pie a un lado de su hermano, el viento gélido contra su rostro, lo había olvidado, así se sentía este mundo marchito, sería excitante lo que fuese a pasar después, contenía la emoción en ese semblante serio, usual, pero no por mucho.
AsmodeoDolbourg · 56-60, M
—Bueno de eso no hay Duda, al parecer la mayoría de ustedes vaya que si disfruto su siesta.

—Asmodeo siguió observando a su recién despertada hermana, sonriendo al ver que ya sólo faltaban dos para poder inciar el juicio final —

—Bueno, de todas formas, debes ponerte a trabajar y condenar almas, tenemos un cuota que cumplir y necesitas ponerte al día.

—Se puso de pie y extendió su mano a ella, para que pudiera tomarla y ayudarle a levantarse para poder mostrarle su pequeña base terrestre—

—Vamos... Que ya no hay tiempo.
Ikari · F
— No soy una perezosa, aún así, bien sabes lo mucho que puedo disfrutar de una buena siesta.

Una mirada serena, plena en su mayoría, bajar aquella mirada hasta aquel libro que había notado a él leyendo muy afanosamente mientras lo observaba, ella estiró su diestra y tomó la libreta, acercándola a su propio rostro solo para darle una ojeada a la cubierta.

— Lo leeré cuando tenga tiempo

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