A veces recuerdo con nostalgia el sufrir de las almas impuras que murieron por mi pecado, retractándose hasta el fin de los tiempos... Lo que no saben es que los pecados son eternos...
¿Espías? No soy bueno para sacar información. Soy un sicario, a mi me entregan la información y con eso trabajo. No creo que te sirva muy bien como empleado. Pero aún así lo pensaré... -Por lo pronto no accedió a tomar el cheque, no quería ser descortés con el sujeto, así que solo negó con la cabeza, alzando unos instantes ambas manos.- Dame un tiempo para pensarlo, procuraré de no matar a nadie mientras tanto.
Trabaja para mí, últimamente siento que me han estado vigilando, pero no a mi, a mí compañía, deshabilita al espía o a los espías, deja un mensaje claro y no temas por ti, tengo abogados que podrían salvar a Lucifer de caer en el infierno de nuevo. Si haces eso, te pagaré la suma que puedas escribir en este cheque.
*Saca su billetera y del talonario arranca un cheque que firma de antemano y se lo da*
¿Y de qué voy a vivir? -Cuestiona con el ceño fruncido y ahora cruzado de brazos, no molesto pero si intrigado por una respuesta clara, no genérica como todos sobre el "dignamente" porque era algo imposible a esas alturas.-
¿Entonces no quieres nada...? ¿Un masaje? ¿Un café? ¿Nada de nada...? -Volvió a preguntar el muchacho, esperando la respuesta definitiva del sujeto. Hasta cierto punto quería devolver lo que le daban pero le intrigaba bastante eso del regalo, más aún porque era anormal que alguien demuestre agrado hacia su persona.-
Ya te lo dije, "ahora vive tu vida plenamente", no quiero tu alma, no nos alimentamos de eso... Ademas... Tarde o temprano la tendré, yo o alguno de mis hermanos.
-Estaba pensando en ese instante las miles de formas para zafar de alguna manera de esa situación, más cuando el contrario le tomó del hombro y le entregó ese objeto, lo tomó sin dudar en absoluto para instantes después guardarlo dentro de su chaqueta mientras le agradeció con una sonrisa bastante infantil a diferencia de esa mórbida que presentaba hace un rato atrás.- Eso es muy amable de tu parte, aunque yo soy de esos del intercambio equivalente. ¿Qué quieres que haga por ti como agradecimiento? Y no, por millonésima vez, no te daré mi alma.
¿Rezar? Eso es bastante inútil ¿Recuerdas lo que dije que los pecados son eternos? Es una cicatriz que no se borra por mas que la maquilles.
*Asmodeo coloca su mano sobre su hombro y le entrega una moneda con una cruz de un lado y un pentagrama de otra*
Porque me caíste bien, aquí un regalo de mi parte, es el equivalente a una tarjeta de "Sal de la cárcel" del Monopoly, pero en vez de la cárcel, el infierno. Ahora vive tu vida plenamente.
-Ciertamente sus palabras le preocupaban bastante, no por el hecho de arrepentirse en vida de todas las cosas que hizo y seguirá haciendo, sino por ser torturado de esa forma, de todas las miles de formas que existían, el calor era algo que no toleraba bajo ningún medio. Aquello sin duda se manifestó en su semblante, algo pensativo, al tiempo que sus manos se pasearon repetidas veces por su rostro, forzando la zona con desesperación.- ¿Y no hay forma de evitar eso? Por favor no me digas que rece.
