Él, quién sigue caminando entre los hombres y por su gracia, dulce como el aguamiel, cambiará el curso del destino; él, el ser más digno de sentarse a la diestra del padre de todo y comer bajo las broncíneas bóvedas del Valhalla. ¡Los antiguos dioses y los nuevos darán testimonios de sus travesías! ¡Guðfólcvíg!