— No mucho, en realidad. Y en la tierra eres el segundo encargo con quien he cruzado palabras...más que con otros. — Sonrió avergonzada. — Eso suena interesante, y amable también de tu parte. Espero que llegue pronto, quiero conocerlo. — Aunque no podrían verla por la falta del brazalete.
—Helena, era un comentario sarcástico, ¿no te enseñan de sarcasmo en el cielo? —se puso la bebida helada sobre la piel lastimada, impidiendo en parte que lo viera y aliviando su dolor también —. Tengo una reunión con un famoso escritor, quiere que publique su libro. Fue mi maestro en la universidad.
— ¿Una cita con un hombre? — Le miró perpleja. No sabía que Avicus tenía esos gustos pero, lo respetó. Le preocupaba más que se cubriese tanto el rostro — Bueno... Creo que sí. Pero, eso no quita el hecho de que luces muy, muy lindo y no deberías esconderte. ¡Le agradarás! —
—Tendré una gran cita con un hombre de cincuenta años —dijo, cubriéndose aún el rostro para ocultar el ojo morado que se había hecho "quién sabe cómo" —. Que va a darme un manuscrito en vez de comprarme la cena. Cuánta ingratitud, ¿no crees?
