Puede que yo no haga ejercicio como tú, pero vaya que tengo actividad, ¿alguna vez has trabajado en un bar? Te mueres de calor siempre. -Extendió su mano también, estrechando la del azabache, sonriendo ladino, él estaba totalmente seguro de que ganaría.- Bien, yo puse el castigo, tú pon día y condiciones. -Soltó su mano, cruzándose de brazos, sin perder su sonrisa.-

-Esboza una sonrisa triunfante al saber la apuesta. Extendió su mano hacia él, para sellar ese acuerdo. -Excelente: Sudo demasiado en mis prácticas. Al fin alguien hará ese trabajo por mi. -Comentó bastante confiado en que obtendría la victoria en esa competencia, sonriente. -Que sea un trato, amigo.

Un gusto, Asad. -Masticó cada letra de su nombre con silenciosa emoción, le encantaban las apuestas, aunque a veces se metía en problemas por ello. Se quedó pensando un instante, apretando los labios, cuando al fin tuvo una idea, lo miró con una sonrisa malosa.- El perdedor deberá lavar la ropa interior del otro por una semana. ¿Aceptas?

¿Eh? -Levantó su mirada para ver quién le había dirigido la palabra. Al procesar la información que le suministró, le sonrió a modo de afirmación. -Así que eres Ezra, el novio de Kendall. -Se puso de pie y llevó sus manos a los bolsillos de sus pantalones, viéndole con entusiasmo. -Si, me encantaría batirnos en un duelo de glotones. ¿Qué deseas apostar?

H'm... -Se acercó a él con los brazos cruzados y una sonrisa ladina, pero amistosa.- Vi por ahí que dijiste que no podría derrotarte en un corcuso de glotones. -Alzó una ceja.- ¿Quieres apostar?