—¿Así de complaciente?—respondió, con la ceja derecha un poco más arriba que la otra en un gesto suspicaz. Indudablemente escuchar todo eso hizo que el rey nórdico diera rienda suelta de su lujuriosa imaginación, y sus ojos que de por sí ya se comían viva a su acompañante, refulgieron con un brillo maléfico casi hipnótico al aterrizar de lleno en el pronunciado escote de su anfitriona —¿Esa es mi ofrenda de paz?—se refirió al collar de perlas, encarándola cara a cara a unos cuantos milímetros porque ella misma le jaló. Un profundo jadeo gutural escapó de su boca de forma intencional, para arremolinar sus alientos —Soy un hombre caprichoso que podría elegir todas las opciones para saber cual le gusta más—y dicho eso, su diestra fue rápida para tomarla de la nuca; atrapándola por la raíz de los cabellos con un puño tenso y firme, una acción abrupta que contrastó con el beso suave que acopló en sus labios poco a poco, apretando, y chupando otro poco —Hmph—
Puedes elegir la que prefieras, sobre la mesa, abajo, de un costado, aquí somos los únicos invitados.*Le sonrió a complicidad, y se dió cuenta enseguida de las mirada intensa y provocativa que se possbai sobre ella, no le incómodaba, de hecho, sentía una enorme satisfacción el tener tan buena compañía esa noche. La Reina estaba contenta, pocas veces lo estaba, pero las excepciones eran rescatables y más que aprovechables.* Mmnfg, me gustaría saber si realmente se habrán ido sonrientes, es imposible ver sus rostros justo debajo de mi entrepierna. *Comentó ruborizadandose.* ¿Qué tanto gozo tendrían tus víctimas para no sonreír antes de su deceso? *Preguntó jalando la camisa de él, para acercarlo más a ella, mucho más en donde sus respiraciones casi se sintieran.*
—¿Es una propuesta?—preguntó contra la boquilla de la copa de la que bebía, usando un acento descarado y casi melódico en la voz; un canturreo ladino, acompañado de una mirada coqueta que se asomó sobre el cristal. Barrió de arriba-abajo el vestido de su acompañante, o mejor dicho, todo lo que el vestido dejaba ver en ella—A menos que hayas matado a la persona no es lo mismo, he incluso si ese es el caso, estoy seguro que tu victima se fue al infierno con una sonrisa en su rostro. Las mías nunca sonríen—se relamió el sabor del champagne de los labios, y bajó la copa vacía dejándola sobre la mesa.
¿Un pelea en el bar o sobre la besa del bar? *Cuestionó sonriente, ladina en toda su expresión y sin oponerse a ese inesperado hurto, prácticamente le cedió la copa, siendo que ya había disfrutado un poco de la bebida. Después le miró y escuchó la pregunta mientras peinaba su cabello hacia el costado zurdo sobre su hombro, pues sintió un poco de calor repentinamente. Negó y sonrió.* No exactamente con el pie, pero... Si entre mis piernas. ~
—Aquí no puedo, a menos que desees que empiece una pelea de bar contigo—siseó con una sonrisa socarrona, y se acercó donde ella, para robarle muy sutilmente la copa de champagne en sus manos y bebérsela —Dime, demonia, ¿alguna vez has aplastado la cabeza de un hombre con tu pie?—
