Había dejado vencer su peso sobre sus rodilla, lamentando el hecho de no haberse dado cuenta de los daños que había recibido la armadura, sin embargo, no tenía duda de que había resistido bastante en cada encuentro que había tenido. — ¿Es en serio, Pegaso? ¿Tanto daño has recibido? No debiste ocultarlo... — Comentó susurrado mientras posaba su mano izquierda sobre su pecho, era una un susurro hacia su armadura, muchas veces le hablaba, otras veces respondía.

— Te daremos nuestra armadura...— Replicó al tiempo en que comenzó a despojarse pieza por pieza, del mimo modo que se retiraría cualquier otra prenda. Lo hacía lentamente y con gran cuidado, pues desde antes de todo, antes de incluso recibir la armadura, había comprendido que éstas tenían vida y debían ser mantenidas como casi cualquier otro ser vivo.

— Eso es imposible... mis batallas nunca, espera...— Y en un intento por negar todo lo que alguna vez el caballero de aires afirmaba con gran evidencia, se detuvo, pues comenzaba a recordar muchos de los encuentros que había tenido, pero la mayoría de éstos habían sido tan rápidos que nunca había sido tocado por sus oponentes. Entonces ¿Cómo su aradura había tenido tantos daños?

Siguió pensando hasta llegar a sus portadores anteriores, quienes en un recuerdo de cosmos residual en su Cloth le dieron la respuesta. — Comprendo... la armadura ya estaba dañada cuando fue entregada... Tanto mi hermano Enif, cómo Scheat la portaron y tuvieron sus batallas. No lo sabía...—

— ¿Qué dices? — Cuestionó mientras miraba cómo el contrario avanzaba, no parecía tener intenciones oscuras, o al menos eso percibía el muchacho; no obstante se mantuvo alerta. Por un instante se estuvo consternado al ver como el índice estaba apoyado sobre la superficie de su ropaje. —¿Cómo que no...?— Fue en ese momento en que las grietas aparecieron tras aquella descarga, incrementando la sorpresa en él mientras retrocedió un paso. — ¡¿Qué es esto?! ¡¿Qué has hecho?! ¡¿Cómo...?!—