Kenshiro es fuerte hasta decir basta y duro como una piedra en el riñón. Apenas sonríe, no habla más de lo necesario, mantiene una actitud chula las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, puede destrozar paredes de acero o levantar media montaña por encima de su cabeza, y cada vez que pelea en serio sufre el efecto Hulk o Súper Saiyan Legendario y su chaqueta explota reducida a tiras...
*Con la ropa sudada sostenida firmemente en su mano izquierda, esta mantendría su actitud delicada y serena, cerrando sus ojos con ternura le preguntaría a su amada y prometida*
[i]Dime, Haku Chan ¿A que huele?[/i]
*Preguntaba sarcásticamente esperando su respuesta, y de antemano, tenía en mente, que si no le respondía como ella quería, se las iba a cobrar por la mala*
*Contrario a su amada, para el Kenshiro era una de sus máximas reverencias, un cuasidios entre los humanos, a lo que con egolatría y algo excéntrica, acercaba esa ropa de macho que estaba toda plegostiosa y ahogada en ese sudor que era muy fuerte, para aspirarlo con su delicado olfato* Esto si huele a HOMBRE
*Comenta con los ojos cerrados, muy emocionada, manteniendo un ligero rubor en su rostro*
