-Se sorprendió al ser cargada pero se dejó llevar con gusto aferrándose a él con fuerza y ocultando su rostro en el cuello del albino oliendo su perfume el cuál en ese momento estaba adorando y si fuese algún felino probablemente ronrronearía en ese mismo momento.- Tuya... - Terminó por susurrar.-

La acosadora folla bien, uno se olvida de que lo acosan así. ─ Habría levantado el rostro con orguillo sin soltarla y tras el corto interludio de ambos le tomó por las caderas para cargarla, definitivamente el siguiente paso era llevarla a la habitación, no sabía si era su aroma, la actitud, o algo, pero siempre conseguía provocar no solo la agresividad y ganas de molestarle, también deseo genuino por hacerla suya. ─

-No pudo evitar reír por sus palabras y la nalgada, por instinto apegó su frente a la del chico mirándole directamente a los ojos con una pequeña sonrisa en sus labios.- Juntos hoy, mañana y siempre, lo prometo. -Declaró aquello terminandolo con un beso pequeño en sus labios abrazándose a él con la misma intensidad pues también no quería que ningún centímetro estuviese separandolos.- Luego te vas a quejar de que tienes a una acosadora adicta a ti.

Me he casado y no me invite a la boda... Eso te hace más enferma ─ La apretó más escuchando la confesion de la albina y levantó la mano para dar una nalgada que al menos sonara, no iba a decir con claridad lo que sentía pero el abrazo fue menos con la intención de molestarla y más con el deseo de tenerla pegada a el. ─ Por eso voy a hacerte mas adicta a mi.

¿Para toda la vida? ¿Sabes? La marca que me diste es como si te hubieses casado conmigo... Aunque claro, solo corre las restricciones para mi. -Cerró sus ojos ladeando la cabeza para darle más espacio y que pudiese marcarle mejor, ya se estaba acostumbrando a tener marcas por todo su cuerpo y la verdad sentía que se le veían bonitas en cierta medida.- Te quiero, Armmand. -Confesó no sin antes dar un pequeño sentón juguetón sobre sus piernas solo oara molestarle.-

Estas realmente enferma, en secreto te quiero conmigo siempre ─ Susurró pero no se detuvó ahó, mordió cerca del cuello de la chica mientras sus labios producían esa helada temperatura dejando marcas de congelación en la piel blanca de la chica, le ayudó a sentarse en su regazo y bajó las manos apretandola. ─

Ah... -Sus mejillas se tornaron un poco rosadas aunque luego le miró sonriendo y giró para terminar frente a frente, llevó ambas manos hacia sus hombros y acercó sus labios a su oído para soltar un ligero gemido mientras apegaba sus pechos al torso del albino tratando de provocarle. - Bueno, puedes susurrarmelo justo ahora. - Susurró en su oído antes de morder y lamer suave el arco de su oreja.-

Tengo muchos secretos, pero, son secretos no te los voy a soltar aquí, a lo mejor en algún momento cuando estamos solos entre tus gemidos por ejemplo ─ Notó lo curiosa que era y levantó la mano para acariciar las orejas de la albina, ahora lo hizo lento buscando que ella se mantuviera relajada y solo acercó su rostro a ella olfateando su piel. ─ Osea más tarde.

Bueno... Te gusta una enferma, enfermito. -Ríe un poco y se acurruca entre sus brazos agradandole en gran medida el hecho de que le quisiera lo mas cerca posible, su cola nuevamente comenzaba a moverse de un lado a otro mientras que sus orejas se mantenían levantadas.- ¿Tienes algún secreto?

@Blevine Le Blanc: siempre se puede más, te dije que estas enferma. ─ Reafirmó al escucharle y es que no sonaba para nada sano lo que la albina decía, tampoco le molestaba solo le llenaba de esa sensación de orgullo que provocó que levantara su rostro y la apretara contra el sin la intención de lastimarla solo que estuvieran lo mas cerca posible. ─