Se esponjó un poco, era evidente pues las plumas de su cabeza se levantaban, negó con su cabeza y se apoyó en ella. — Claro que sabes...supe que estabas tomando clases. — infló sus mejillas — Y no ponemos...es decir, no voy a poner huevos si me pisas! — levantó la voz llamando la atención de los invitados, inmediatamente se encogió ocultando su cabeza contra el cuerpo de la dragona.
Escuchar ese canto melodioso fue hermoso para ella, incluso se veía más serena que antes y mucho menos ansiosa. —No se como bailar, te pisaré.— Con la mano libre acarició suavemente su mejilla. —¿Que las aves no ponen huevos cuando las pisan?
— Sabemos lo que sucede cuando hay sake...— Se quedaba dormida. La pequeña ave emitió un dulce sonido, un canto que era solo para la figura que le sostenía posesiva, se apoyo en las puntas de sus pies y dio un beso en su mentón. — Podemos bailar, podrías alejar esas ideas hasta que lleguemos a nuestra habitación. — canturreo, disfrutaba arrastrar a la dragona hacia su mundo, uno lejos de su hermana.
La sujetó por la cintura al sentir que se acercaba, era tan pequeña y delicada que de inmediato despertaba en ella un sin fin de emociones, deseaba poseerla, tomarla y si se le antojaba destruirla... pero también amarla y venerarla. —¿No podemos irnos?...— Desvió la mirada, Synne y su coneja parecían arreglárselas bien al recibir a los invitados más importantes de la fiesta. —Es indigno que me obligues a estar en esta mundana celebración. Ni siquiera hay sake.
Le gustaba lo que escuchaba pero rodeadas de tanta gente pronto los colores invadieron sus mejillas, sus plumas se agitaron y se acercó para hablar en voz baja. — Hoy tenemos visita, Hikari...debemos recibirlos y convivir. Quizás más tarde podamos tener un tiempo a solas...— dicho esto acarició su mentón con su diestra, insinuandose a su alfa.
Tomó su mano antes de que se marchara, fue un agarre demasiado firme siendo el ave una criatura tan frágil, su intensa mirada no se apartaba de ella. —Eres lo más bonito que he visto... pero cuando estás conmigo, tanta tela se vuelve molesta. Quiero verte y tocarte.
— ¿Entonces no me veo bonita? — Bajó sus plumas que solían vibrar de felicidad cuando estaba con su amada, desvió la mirada y bajó sus manos. — Buscaré algo más para la fiesta...—
Claro que debe importar...— Se acerca lentamente a ella — Así que no empieces a portarte como cierto dragón tonto. — suspira antes de apoyar sus manos en sus hombros -
