AriannyHithrook

"Blaaablaablaaa" era lo que escuchaba Riddle, quien en medio de aquella mesa redonda, colmada hasta el centro de dulces y cubiertos de oro, se hallaba con la mirada perdida en su anillo, herencia de su abuelo, al cual daba vueltas pensativo sin emitir palabra, el motivo de ingreso del slytherin era diferente al de la nueva integrante, el profesor Slughorn había insistido inalcanzablemente de que se uniera sin resultados hacía años atrás, hasta que Tom descubrió que ese hombre era poseedor de conocimientos sobre los horrocruxes y fácil de manipular, y desde aquel entonces se había ganado su confianza, hasta dar con aquel secreto que había cambiado en su mente, profanando su memoria. Las ojeras de no dormir se remarcaban en sus párpados, había pesadez en su semblante, y se negaba a comer esos antojos como si fuera un chiquillo de 10 años, el profesor seguía viéndolos como niños por lo visto, eran a veces como reuniones infantiles, que dejaban exhausto del aburrimiento al pelinegro, pero un comentario llamó su atención y alzó la vista, enarcando una ceja, la nueva integrante no le parecía nada sacado del otro mundo, pero ¿era hija del jefe de Departamento de Misterios? ¿Había oído bien?. Misterio...Conocimiento...Poder, nada más apetitoso para las ansias de inmortalidad del estudiante, cuando ella terminó de hablar, éste sonrió enigmáticamente, nadie podría decir si era una sonrisa amable o una burla, pues el tono de su voz era, aunque falso para él, naturalmente honesto para los demás.

—Las Banshees tienen un grito peculiar...y la belleza no forma parte de sus...características. No nos deje con la curiosidad, señorita...— Riddle quedó en blanco, por no haber escuchado nada antes del trabajo de sus padres, ni había reparado en su nombre, y debido a su larga pausa, Slughorn se vió en la necesidad de interceder, repitiendo otra vez el apellido de ella en voz alta tras carraspear. —Claro, gracias profesor, Señorita Hithrook...— Fingiendo una gran curiosidad, fijó su mirar verdáceo en el de ella, difícil de ignorar por su intensidad y la situación, —Usted no luce poco agraciada, ni parece una joven sin modales y...ruidosa. Si sabe del arte de la metamorfosis podemos intuir la razón, pero estoy seguro de que a mis compañeros, y también nuestro excelente profesor, les gustaría saber el relato, sería quizá en un futuro, una de esas anécdotas sobre las que hablar a los demás cuando contemos sobre el famoso Club de las Eminencias.— Con aquello, fue fácilmente apoyado por los demás, incluso por Slughorn, quienes la animaron asintiendo y pidiéndole en varias ocasiones que lo hiciera. —Adelante, estamos en "familia"—