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En la mitología griega, Ares (Ἄρης) es el dios olímpico de la guerra. Es hijo de Zeus y Hera. Por los himnos homéricos hallados,1 es posible determinar que también tenía muchos otros atributos y epítetos: personificaba la valentía, la fuerza incansable, protector del olimpo y de los ejércitos, líder de los rebeldes, de los hombres justos, y ayudante de los débiles. En la guerra representa la brutalidad, la violencia, y horrores de las batallas.



Ares era el dios griego de la guerra y quizás el más impopular de todos los dioses olímpicos debido a su temperamento rápido, agresividad y sed insaciable de conflicto. Él sedujo a Afrodita, luchó sin éxito con Hércules, y enfureció a Poseidón matando a su hijo Halirrhothios. Uno de los dioses olímpicos más humanos, fue un tema popular en el arte griego y más aún en la época romana.

Ares usualmente era representado como un guerrero cargando una lanza y un escudo. A veces llevaba una armadura y un casco. Mientras viajaba, montó un carro tirado por cuatro caballos que respiraban fuego.
Hijo de Zeus y Hera, las hermanas de Ares eran Hebe y Eileithyia. A pesar de ser un dios, los griegos lo consideraban de Tracia, quizás en un intento de asociarlo con lo que ellos consideraban pueblos extranjeros y amantes de la guerra, totalmente diferentes de ellos mismos

Descrito por Hesíodo en su Teogonía como el “Ares perforante de escudos” y el “Ares saqueador de ciudades”, el dios representaba el lado más brutal y sangriento de la batalla, que estaba en contraste con Atenea, que representaba los elementos más estratégicos de la guerra.



La relación de Ares y Afrodita tuvo un inicio muy inusual, ambos se conocieron y transformaron en amantes durante el tiempo en el que ella estuvo casada con Hefesto. Mantuvieron una relación a sus espaldas por un tiempo hasta que el mismo los descubrió, cosa que para sorpresa del esposo, terminaría en una humillación para el mismo mas que para Ares y Afrodita.

Estuvieron por un tiempo separados, hasta que finalmente ambos decidieron unirse una vez mas, de forma definitiva puesto que ya Hefesto no seria un problema para los dos. Ares conocía la naturaleza de Afrodita, por lo que su relación fue un tanto “especial” por decirlo de alguna forma, pero que ello no engañase, el amor entre los dos ardía como ningún otro que los dioses hubiesen tenido.


Ciertos acontecimientos tomaron partido cuando la cultura griega poco a poco fue decayendo, entre ellas que varios dioses “renacieran” con otros nombres y existencias diferentes, entre ellos Ares estuvo involucrado. Naciendo de nuevo con el nombre Marte, Ares quien en su pasado fue uno de los dioses mas infames del panteón Olimpico tuvo una “redención” en su transformación a Marte, tratándose de una versión mucho mas benevolente del dios original, no solamente siendo aquel que regia sobre el derramamiento de sangre y la muerte durante la guerra, si no que volviéndose un dios mas noble, protector de su panteón y patrón de varias ciudades famosas de la antigua Roma, una nueva imagen para el dios de la guerra.

Aun a pesar de todo, su amor por Afrodita nunca fue olvidado, buscándola incluso en esta nueva existencia como Marte y Venus, uniéndose una vez mas que sus almas pudieron encontrarse, ciertamente una señal de que el destino aun los quería juntos.



Como era de esperarse, el alma de Ares alguna vez tuvo que dejar su cuerpo inmortal de deidad cuando la cultura Romana cayo ante sus ojos, “fallecido” su alma vago entre la existencia en búsqueda de un huésped, un nuevo cuerpo en el cual habitar y descubrir que podría traer este nuevo mundo para el, no mucho le tomo encontrarlo, renaciendo como un joven habitante de Italia, buscando una vez mas a su amada Afrodita.