26-30, M
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UmbraEterna · M
-( Background Music: https://www.youtube.com/watch?v=eM5teooTBdE )-
- “Porque nuestra lucha… - Una melodiosa voz resonó de todos los lugares y a la vez de ninguno rasgando el lóbrego silencio solemne. – …no es contra sangre y carne… - Su timbre varonil era miel hecha fonemas que le hacían el amor al céfiro húmedo una y otra vez engendrando un exótico hedor de “Caput” dulce y embriagante que, al ser inhalado, parecía que se quedase en el paladar de forma aceitosa como vino de consagrar. - …sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas… - El sonido de pasos metálicos a cuestas del ángel celeste comenzó a percibirse, siguiendo un compás firme emulando el tempo del repiqueteo elegante de las gotas al caer sobre la añeja y podrida madera y los vetustos escombros del recinto sagrado. - …contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.” - El cielo fue cercenado de forma agresiva por un rayo que iluminó la nocturna bóveda celeste atiborrada de negros nubarrones proseguido de un rugido tan fuerte que pareció haber sido provisto por el temible leviatán bíblico. – Efesios 6 : 12. – Culminó y de inmediato, las trizadas bandejas doradas guindadas en la sucesión de robustos pilares de piedra que sostienen pobremente el tejado, chispearon y pese a la lluvia que se colaba, revivieron sus fuegos con vehemencia vestidas de púrpura develando una terrorífica manifestación que para algunos podrías ser un milagro y para otros, una blasfemia estremecedora. Aquel cristo melancólico, comenzó a llorar sangres a borbotones y del mismo modo, el vitae manó de sus llagas y estigmas cayendo en el pulpito sin parar como un delgado riachuelo que se diluyéndose con el agua lluvia para esparcirse por los suelos.
Fue así como “El Eterno” hizo acto de presencia atraído por la esencia de su contra parte y tras haber apartado la penumbra, su efigie se expuso atrás del enviado del señor alejado una distancia de diez metros, moldeada por aquella luz purpurina que dibuja su alta anatomía atlética y los detalles de su austera armadura azabache caprichosamente forjada con misterioso acero abismal (Adamantium Oscuro) que no emite brillo o reflejo alguno, compuesta por dura y ceñida cota de malla que cubre todo su cuerpo desde el cuello, sobre la cual se disponen los escarpes, grebas, rodilleras y quijotes. Dos gruesos cinturones de cuero entrecruzados en el vientre, demarcan la frontera de su cintura dándole paso a su tronco superior carente de peto, donde se resalta por lo vivo de su color un par de broches circulares dorado encajados entre los eslabones de la cota a lado y lado su pecho, que sujetan la fina tela de seda carmín que cae por su espalda cual capa que cuando no baila con el viento, llega hasta sus tobillos e iza un blasón bordado con hilos de oro en forma de una serpiente alada con gesto airado que enrolla su cuerpo en torno al doble filo de una daga de punta clavada en tierra, guarnición simple, mango trenzado y pomo esférico en forma de globo ocular con iris y pupila vacía. Por último, sus brazos estaban cubiertos por hombreras redondas, codales puntiagudos, brazales y guanteletes que le proporcionan a las puntas de sus dedos pequeñas hojas en extremo afiladas.
Su espada de acero ominoso, blandida por la siniestra, era una maravillosa obra de la herrería, que misteriosamente compartía algunas similitudes con la de su antagonista. Un pomo en forma de diamante puntiagudo le da paso a una empuñadura de cuero trenzado negro del cual una hermosa guarnición de plata en forma de alas tensadas se abre de par en par para que de ellas se extienda una hoja de doble filo azabache de diez centímetros de ancho y un largo de un metro con diez centímetros, en cuyo centro se resalta una canaleta que comparte el mismo material de la montura.
- No sé cuántos eones han pasado desde la última vez que vi a un ser bañado por la gloria del altísimo. – Con la diestra se persignó. – Alabado sea el señor. – Sonrió satírico. -
A diferencia Arael, el heraldo oscuro no parecía irradiar energía de ningún tipo, simplemente aquel perfume extraño que se propagaba paulatinamente por todo el lugar dejando sus partículas inofensivas en todo lo que tocaba. Él parecía un ser simple y poca cosa a comparación del poderío lumínico que aquel ángel transmitía; un loco caballero negro errante con aroma a rosas negras, con clase y garbo, de cortos cabellos plateados húmedos y facciones europeas cinceladas caprichosamente por el mismo Padre que tenían en común, de labios intensamente bermejos, carnosos y suculentos que eran enmarcados por una sombra de barca bruñida, pulcra y bien perfilada.
- “Porque nuestra lucha… - Una melodiosa voz resonó de todos los lugares y a la vez de ninguno rasgando el lóbrego silencio solemne. – …no es contra sangre y carne… - Su timbre varonil era miel hecha fonemas que le hacían el amor al céfiro húmedo una y otra vez engendrando un exótico hedor de “Caput” dulce y embriagante que, al ser inhalado, parecía que se quedase en el paladar de forma aceitosa como vino de consagrar. - …sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas… - El sonido de pasos metálicos a cuestas del ángel celeste comenzó a percibirse, siguiendo un compás firme emulando el tempo del repiqueteo elegante de las gotas al caer sobre la añeja y podrida madera y los vetustos escombros del recinto sagrado. - …contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales.” - El cielo fue cercenado de forma agresiva por un rayo que iluminó la nocturna bóveda celeste atiborrada de negros nubarrones proseguido de un rugido tan fuerte que pareció haber sido provisto por el temible leviatán bíblico. – Efesios 6 : 12. – Culminó y de inmediato, las trizadas bandejas doradas guindadas en la sucesión de robustos pilares de piedra que sostienen pobremente el tejado, chispearon y pese a la lluvia que se colaba, revivieron sus fuegos con vehemencia vestidas de púrpura develando una terrorífica manifestación que para algunos podrías ser un milagro y para otros, una blasfemia estremecedora. Aquel cristo melancólico, comenzó a llorar sangres a borbotones y del mismo modo, el vitae manó de sus llagas y estigmas cayendo en el pulpito sin parar como un delgado riachuelo que se diluyéndose con el agua lluvia para esparcirse por los suelos.
Fue así como “El Eterno” hizo acto de presencia atraído por la esencia de su contra parte y tras haber apartado la penumbra, su efigie se expuso atrás del enviado del señor alejado una distancia de diez metros, moldeada por aquella luz purpurina que dibuja su alta anatomía atlética y los detalles de su austera armadura azabache caprichosamente forjada con misterioso acero abismal (Adamantium Oscuro) que no emite brillo o reflejo alguno, compuesta por dura y ceñida cota de malla que cubre todo su cuerpo desde el cuello, sobre la cual se disponen los escarpes, grebas, rodilleras y quijotes. Dos gruesos cinturones de cuero entrecruzados en el vientre, demarcan la frontera de su cintura dándole paso a su tronco superior carente de peto, donde se resalta por lo vivo de su color un par de broches circulares dorado encajados entre los eslabones de la cota a lado y lado su pecho, que sujetan la fina tela de seda carmín que cae por su espalda cual capa que cuando no baila con el viento, llega hasta sus tobillos e iza un blasón bordado con hilos de oro en forma de una serpiente alada con gesto airado que enrolla su cuerpo en torno al doble filo de una daga de punta clavada en tierra, guarnición simple, mango trenzado y pomo esférico en forma de globo ocular con iris y pupila vacía. Por último, sus brazos estaban cubiertos por hombreras redondas, codales puntiagudos, brazales y guanteletes que le proporcionan a las puntas de sus dedos pequeñas hojas en extremo afiladas.
Su espada de acero ominoso, blandida por la siniestra, era una maravillosa obra de la herrería, que misteriosamente compartía algunas similitudes con la de su antagonista. Un pomo en forma de diamante puntiagudo le da paso a una empuñadura de cuero trenzado negro del cual una hermosa guarnición de plata en forma de alas tensadas se abre de par en par para que de ellas se extienda una hoja de doble filo azabache de diez centímetros de ancho y un largo de un metro con diez centímetros, en cuyo centro se resalta una canaleta que comparte el mismo material de la montura.
- No sé cuántos eones han pasado desde la última vez que vi a un ser bañado por la gloria del altísimo. – Con la diestra se persignó. – Alabado sea el señor. – Sonrió satírico. -
A diferencia Arael, el heraldo oscuro no parecía irradiar energía de ningún tipo, simplemente aquel perfume extraño que se propagaba paulatinamente por todo el lugar dejando sus partículas inofensivas en todo lo que tocaba. Él parecía un ser simple y poca cosa a comparación del poderío lumínico que aquel ángel transmitía; un loco caballero negro errante con aroma a rosas negras, con clase y garbo, de cortos cabellos plateados húmedos y facciones europeas cinceladas caprichosamente por el mismo Padre que tenían en común, de labios intensamente bermejos, carnosos y suculentos que eran enmarcados por una sombra de barca bruñida, pulcra y bien perfilada.