— Heh...Jejeje... —Aren reía de placer al sentir el cálido semen de su amado derramado en su interior, pero aún no se sentía del todo satisfecho. Dejó de moverse a modo de sentones sobre el contrario, meneando sus caderas en lentos y eróticos círculos ante la vista de él, causando con esto que la hombría contraria también hiciera leves movimientos de vaivén en su entrada, intensificando así el placer en sus paredes internas, agradeciendo con ello que estas estuvieran mucho más lubricadas por la esencia de su amado. — Etienne...Ahhh...M-Me has convertido en un monstruo adicto a tí...Y me encanta...

-Eso... mi... rosa... ngh...

Cierra uno de sus ojos, estando cada vez mas cerca del orgasmo, gruñendo con fuerza antes de hacerle sentarse con ganas en su regazo, terminando por llenar al ajeno de su simiente, abrazandolo contra su cuerpo en lo que se removia en su interior para bañarlo por completo

- Ah... exquisito...~

Obediente, Aren continuó con aquellos marcados y audibles sentones sobre el cuerpo de Etienne, siendo muy visible cómo aquella endurecida hombría del contrario entraba y salía con exagerada facilidad del interior de Aren, como si ambos habrían sido destinados para complacerse sexualmente uno del otro.

— Etienne...Mmm...Mi amado Etienne...E-Eti...Ahh...Etienne...¡Nghh! — Le llamaba con deseo indescriptible cada vez que mencionaba su nombre, cerrando sus ojos y permitiendo que las intensas oleadas de placer recorrieran todo su cuerpo. — Ahhh...¡E-Etienne!

-Di mi nombre... dilo mas...

Le pide, siendo mas suave con sus palabras esta ocasion, acariciando sus caderas aun en lo que se enemistaba con los pezones del contrario

- Muevete mas para mi... ya casi termino mi rosa~

— Mmm...Ngh... — Correspondió con amor y lujuria a los besos de su amado, llevando en ese momento sus manos sobre la tumba que usaban como lecho de amor, rodeando con sus piernas la cintura de Etienne, arqueando todo su cuello hacia atrás, a fin de que su amado le otorgara en todo su esplendor esos mimos, lamidas, mordidas y besos sobre su pecho, mirando en todo momento lo que le hacía y las marcas que le dejaba en su piel, relamiendo sus labios. — Etienne... Oh, mi amado...Mi deseado...Ahhh...

-Mi pajarillo cantor~

Susurra finalmente, callando los gemidos aquellos con sus propios labios, sonriendo finalmente y relamiendose los labios para suspirar encantado con las acciones de su pareja y amante eterno

- Aren...~

Llama su nombre, sabiendo bien el efecto que su voz tenia en la persona encima suyo, acercando su rostro al pecho ajeno para dedicarse a degustar uno de sus pezones usando labios, lengua y colmillos.

— Mmm... — Sus movimientos disminuyeron en velocidad, para llevar una de sus manos a su erecto falo para estimularse a sí mismo, mientras sus caderas se balanceaban de un lado a otro encima de su amado, rozando de manera placentera toda esa endurecida hombría de su amante en un interior, que le llenaba y le palpitaba hasta lo más profundo, siendo esto el motivo de sus jadeos y alaridos de placer que, a pesar de que su volumen era moderado, al estar ambos en su cementerio se escuchaba claramente y a larga distancia lo que hacían, por el eco. — Etienne...Ahhh...Etienne...

-Te apretaste bastante, acaso te gustó?

Pregunta demostrando su altaneria tan caracteristica, riendo antes de seguir gruñendo bajo por los movimientos ajenos, tomandose el trabajo de disfrutar por completo de lo que estaba haciendo

-Por todos los diablos... te mueves demasiado bien...~

— Hah...Heh...Mmmm... Jeje... — A pesar de las constantes, marcadas y rápidas estocadas que el médico real recibía en esos instantes de coito con su amado, no pudo evitar soltar una leve risa entre sus gemidos de placer, abrazándose más a su cuerpo y recostando su barbilla sobre uno de los hombros del mayor. — Ha-Hasta los mejores médicos les urge sa-saciar sus necesidades por ma-manos expertas, Mi Señor...Ahhh...Heh...E-El resto no tienen que saber lo que ha-hacemos...¡Ah! — Exclamó ante esa nalgada recibida, riendo cerca de su oído. — ¡E-Eso dolió, Etienne! Mmmm...Ohh...

Cierra los ojos y le permite besarle, tomandole de las caderas con notable fuerza para ayudarlo a loverse mas rapido, sabiendo bien el ritmo que necesitaba marcar para complacer a su amado, tomandose el descaro de darle una fuerte nalgada antes de amasar su gluteo sin pudor alguno, en verdad era el completo dueño del cuerpo ajeno

-Ah~ mi lindo medico real~ si el resto supiera cuanto te gusta entregarte a la hombría de un macho~