-Heh.

Etienne suelta una risa profunda y masculina, relamiendose los labios en lo que cruza su pierna sobre la otra de forma exagerada, pasandose la mano por su largo y ondulado cabelll, haciendolo hacia atras y mostrando mejor de su rostro, practicamente follandose al cuerpo poseido con la mirada, soltando un bajo jadeo

-Mignon

Es lo unico que dice, pero no se mueve del lugar, solo se mantiene observando al contrario sin hacer ademan de ponerse en pie.

— Owww... ¿Eres mudo, hermoso? — La entidad en el cuerpo de Aren se acercó mucho más a Etienne, pero apenas pudo llegar a orillas de esa cama debido a que estaba atado por los grilletes. Ladeaba su cabeza de un lado a otro, observando con deseo el porte y elegancia del vampiro, relamiendo sus labios con lascivia. — No me importa que lo seas, precioso... Este cuerpo es capaz de soportar a bestias como tú sin ningún problema. ¿Cómo lo sé? Bueno, es bastante sencillo de deducir...

Como demostración, la entidad extendió sus piernas de un lado a otro, mostrando una flexibilidad casi inhumana, con el único objetivo de querer provocar al vampiro, notándose el bulto en la entrepierna del cuerpo de Aren poseído, la cual ya parecía estar afectada al ver a Etienne.

— La puta de Aren es tan fácil de estimular, que ya está duro. ¡Jajajaja! — Reía a carcajadas, llevando una mano hacia su pecho y acariciándose a sí mismo ante Etienne. — ¿Pasa igual contigo, lindo? Y no la culpo a la muy zorra..

Etiene se estaba manteniendo en silencio en ese momento, viendo al hombre ser arrastrado y atado a aquella cama, manteniendo su promesa de dejarle en paz y no hacer ningun tipo de sonido o movimiento. Sin embargo, en cuanto ve aquella voz dirigirse a el sonrie de lado mostrando uno de sus colmilmos, relamiendose los labios y mostrandose altanero ante aquel demonio que le hablaba directamente.

- Heh...~

Es lo unico que dice, la mirada en sus ojos reflejando que estaba complacido de saber que incluso aquellos demonios habian escuchado sobre su nombre, aunque por el momento no romperia su silencio mas que eso

...al pelirrojo con una amplia, maligna y coqueta sonrisa en sus labios. Pero había algo diferente en Aren y esto era sus ojos: Estaban sumamente rojos y ya no eran de color azul violeta como antes.



— Etienne Lis Mortel... Por fin nos conocemos cara a cara... Aren siempre me ha hablado de tí... — La voz delicada y ligeramente aguda de Aren, había sido intercambiada por una voz masculina fría, de ultratumba y mucho más afeminada, pero que a cualquier mortal podría causarle un susto de muerte. No había dudas: Aquello era una posesión en el cuerpo de Aren.

Aren actuaba como si no tuviera a Etienne en aquella habitación, estando en absoluta concentración y meditación delante de aquellos espejos. De repente, las llamas de las velas encendidas y cercanas a esos espejos se tiñeron de un intenso color rojo sangre y en ese preciso momento, Aren arqueó todo su cuello hacia atrás con los ojos completamente abiertos y extendiendo sus brazos de un lado a otro.

De los espejos salieron unas oscuras y densas sombras, las cuales tomaron de los brazos de Aren, elevándolo un poco del suelo y llevándolo a rastras hacia el lecho que había sido preparado para el ritual. Las sombras le soltaron, pero se convirtieron en fuertes y gruesos grilletes que mantenían atado a Aren a la cama de las muñecas y tobillos, dejando el cuerpo inerte del médico real yacer sobre la cama, inconsciente.

Sin embargo, Aren se levantaba de la cama lentamente, sentándose sobre esta aún estando atado por las muñecas y tobillos con esos grilletes. Elevando su rostro, miraba...

Etienne sabia lo que debia hacer y por el momento era nada, manteniendose viendo a aquellos espejos y a la habitacion en concreto, sonriendo de lado al verle salir una vez las campanadas tocan.

-...

Se queda mirando en todo momento, relamiendose los labios en silencio y mirando intensamente al contrario antes de continuar con su observacion

-Interesante..."

Piensa para si mismo, estaba admirando las vistas.

No pasó mucho para que esas campanas sonaran unas doce veces, dando lugar a la hora de inicio del ritual. Había un silencio casi sepulcral en aquella habitación, hasta que la puerta del cuarto de baño fue abierta, saliendo el médico real usando una larga y roja capa sobre su cuerpo, tan gruesa que era imposible vislumbrar el hermoso rostro de Aren.

El médico real portaba en sus manos un candelero con velas encendidas y entonaba un canto en latín, para después postrarse delante de aquellos espejos y hacer unos rezos en ese mismo idioma, todo aquello ignorando absolutamente la presencia de su amado en aquella habitación.



Después de ello, se puso lentamente de pie y se despojó de aquella capa delante de esos espejos, mostrando así su apariencia y la vestimenta que vestía, manteniendo su vista fija en esos espejos, a la espera de la llegada de sus deidades.

Aren sonrió a Etienne, confiado en sus palabras con las que le prometía que estaría en todo momento quieto y sólo observando el desarrollo de todo el ritual. Se sintió gratamente orgulloso del pelirrojo, besándole su frente con amor.

— Voy a cambiarme. Ya casi es la hora...— Comentó, para después alejarse de allí con aquella caja oscura en mano hacia el cuarto de baño, no sin antes encender las últimas velas que no habían sido encendidas, las cuales estaban alrededor de unos espejos antiguos y elegantes.

Luego de ello, fue al cuarto de baño a cambiarse, quedándose en el interior de aquel lugar hasta que las pequeñas campanas del reloj colgado en su pared dieran las 12:00 de la medianoche.

-No te interrumpiré si es lo que preguntas

Comenta aun acomodado en el mueble, viendo a su pareja y lo nervioso que estaba

- Podria ver que te desmiembran frente a mi y no me moveria de aqui, asi que no te preocupes~