La noche de la fiesta de la Mascarada Real conmemorativa del aniversario de la Monarquía de la Reina Victoria había llegado. Muchos de los invitados honoríficos y miembros de la Corte Real y la Nobleza ya habían llegado al castillo real. En el caso del médico real, se encontraba en el vestíbulo principal luciendo una máscara oscura con detalles de plumas de cisne negro. Esperaba con ansias la llegada de su invitado de honor, viendo a todos los carruajes y vehículos de vapor llegar y personas elegantemente vestidas entrando al castillo.
Pese a que en ocasiones especiales debía rendir tributo a sus deidades paganas con su cuerpo, siendo el motivo del placer de esos espíritus oscuros que le otorgaban sus poderes mágicos y sus habilidades curativas como médico real; nada de ello se podía comparar con sentir sobre su piel el tacto, las caricias, los besos y la voz de otro ser de carne y hueso. Sus sentidos se intensificaban más del doble por esta causa, sintiéndose verdaderamente atraído por las expertas manos del caballero de roja cabellera, dejándose hacer y tocar a merced de este.
— ¿Devorarme? Heh...¿Sabe que puedo denunciarle por canibalismo? — Le decía a modo de broma, usando su lengua para también explorar los labios y el interior de la cavidad bucal ajena, queriendo con ello entrelazar ese pequeño músculo con la lengua contraria, mientras ladeaba su rostro y frotaba su nariz con la suya, en aquellos profundos y poco "caballerosos" besos entre ambos hombres.
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El beso no se mantiene pausado por demasiado tiempo, Etienne terminando por aferrarse al cuerpo ajeno, rodeandolo con uno de sus brazos en lo que sujetaba el cabello azabache del medico en un puño, haciendole ladear la cabeza para el mismo poder ladearla en el otro sentido, profundizando aun mas el beso que se daban en lo que suavemente se removia bajo el hombre, intentando frotarse contra su cuerpo.
- Es usted una verdadera delicia Sir Aren~
Susurra sonriendo con suavidad, gruñendo y mordiendose el labio inferior.
— ... — Aren permaneció en silencio cuando se sentó suavemente sobre las piernas contrarias, mirando aquellos ojos escarlata del caballero con algo de nervios. No obstante, estaba lleno de curiosidad por lo que podría ocurrir aquella noche entre ambos.
Las manos de Etienne acariciaron su piel y, a pesar de que tenía un lujoso atuendo puesto, podía sentir esa fría temperatura en sus palmas, algo que no era normal en un ser humano cualquiera. Ya eran demasiadas las pistas que Lord Lis Mortel poseía para demostrar que no era un ser humano común y corriente...Y esa incertidumbre cautivaba bastante al médico real, por lo que no opuso resistencia al recibir nuevamente esos frios labios sobre los suyos, besándolos y acomodándose mejor sobre el cuerpo del pelirrojo, rodeándole los hombros con sus brazos, en un inocente y pausado beso apasionado.
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-Oh?
Etienne se ve interesado por aquella pieza de informacion, sonriendo de lado finalmente y ayudandole a sentarse sobre sus piernas
- Un lienzo en blanco... perfecto.
Comenta, relamiendose los labios y dejando la máscara a un lado para comezar a recorrer el cuerpo ajeno usando sus grandes manos
- Dejame pintarte a mi gusto entonces~
Comenta de forma cantarina antes de atraerlo para besar sus labios.
Comprendió a la perfección a qué se estaba refiriendo Etienne en cuanto mencionó sobre cómo estaría su condición luego de aquella noche. No sabía si volver a esconder su rostro con la máscara, pero sus mejillas estaban aún muy enrojecidas por su comentario.
Ya no había vuelta atrás como para arrepentirse de lo que podría ocurrir en ese lugar. Dio la vuelta y fue hasta el encuentro con Etienne, acercándose a él tal y como le había indicado.
— Debo...Debo confesarle que... — No entendió el motivo de sus nervios. Sabía que Etienne ya tenía conocimiento de que él había tenido esa clase de encuentros, aunque no recordaba hace cuánto tiempo había sido la última vez. — No...No frecuento a hacer estas cosas, la verdad... — Intentó explicarse, denotando en ello que su cuerpo tenía ya varios años de no haber tenido contacto físico real.
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Etienne asiente, dejandose llevar finalmente hasta llegar a la tan bien fecorada oficina, asintiendo de nuevo en aprobacion, mirando alrededor antes de finalmente tomar asiento
- Buen lugar... me pregunto si lyego de esta nlche sera dificil para ti tratar a tus pacientes en este sitio
Comenta, apuntandolo con su largo dedo antes de indicarle con este mismo que se acercara a donde se habia sentado.
Aren jamás se imaginó que llegaría a tener un posible encuentro carnal con aquel sofisticado Lord en plena Mascarada Real por el aniversario del reinado de Victoria y a escondidas de los demás, por lo que de sólo pensarlo le excitaba de maneras que nunca creyó posibles en su vida.
— Sígame... — Le tomó de la muñeca y, con paso acelerado, se dirigieron hacia otro pasillo cercano, hasta llegar a una puerta oscura de madera preciosa. Sacando una llave de su vestimenta, abrió la puerta, revelando el interior de una elegante oficina. — Es...Es mi consultorio...
En su viz se notaba lo divertido que se encontraba por aquellas reacciones, mordiendo con suavidad el cuello del pelinegro para poder disfrutar de la suavidad de su piel. Deseaba poseerlo, pero sabia que estaban en un lugar en el que potencialmente serían vistos; Etienne era aventurero, pero no un idiota.
- Conoces el lugar... tienes algun sitio en el que desees que te tome?~
Todo aquello parecía un sueño o una de las fantasías más impuras en la mente del médico, pero no lo era. Lo que estaba ocurriendo en ambos era algo inexplicable. Era como si el pelirrojo fuera capaz de leer los pensamientos y, en cierta forma, hasta el instinto carnal de Aren.
En esos instantes, el pelinegro no opuso resistencia a las afirmaciones, propuestas y acciones del mayor para con él, permitiéndole que le retirara su máscara, le volviera a besar y rodear con sus brazos. No entendía por qué, pero desde lo más profundo de su ser, Aren anhelaba "conectar" mucho más con su invitado de honor.
— ¿E-Estaremos en un error si me-me dejo llevar, Mi Lord? Ngh...— Le cuestionó a duras penas, logrando gesticular esa pregunta entre esos besos y caricias que el pelirrojo le otorgaba en sus labios y todo su cuerpo.
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-Sir Aren... no hay nada que disculpar.
Responde Etienne con una sonrisa complaciente, tomandose el descaro de retirar la máscara ajena para poder ver su rostro por completo, mordiendose el labio al notar lo rojo que estaba
- Honesto... al menos tu cuerpo lo es.
Comenta con una amplia sonrisa de su parte, besando sus labios y gruñendo antes de abrazarlo mas contra su cuerpo, levantandolo un poco del suelo y haciendole rodear sus caderas con las manos
