El médico real se encontraba en aquel salón del trono aquella noche junto con otros de los miembros de la corte, esperando la llegada de la Reina Victoria de Reino Unido. No obstante, vio extrañado cómo las cortinas frente a él se movieron, como si algo o alguien se habría escondido detrás de ellas.
Sin alarmar a los demás presentes, caminó sigilosamente hacia esas cortinas, manteniéndose en alerta y sosteniendo la funda de su daga.
— ¿Quién está ahí? — Preguntó con autoridad y seriedad.
-Dicha espera no iba a ser posible en cuanto a la llegada imprevista de la ingenua y excéntrica niña, quién en su ámbito por conocer más allá del mundo dentro del colegio, había decidido adentrarse a escondidas y ser testigo de la diversidad de situaciones que la misma vida infunde en cada ser vivo.-
-Justamente, esperó paciente, escondida detrás de una enorme cortina, porque había escuchado que hay una reina en aquel sitio, por ende, tiene por bien sabido que los reyes y las reinas siempre poseen gran sabiduría, especialmente en los momentos de adversidad y confusión.-
